Por:Raiza N. Jiménez.
Comenzáremos intentando darle un
significado, más o menos aceptable, a lo que comúnmente llamamos estrés; una
dolencia humana que aglutina un sinnúmero de síntomas que no pueden ser
resumidos en una sola patología. Lo que si sabemos, es que el estrés, es una
afección de origen biopsicosocial que,
en su curso, puede degenerar en múltiples males o enfermedades de orden
orgánico o somático.
Es muy difícil plantearse una
definición del estrés, como término psicológico. Más bien, podemos hablar e
identificar una serie de síntomas y/o conductas que asoman la posibilidad de
que, el individuo esté viviendo una crisis causada por elementos externos que,
se internalizan y causan malestar o en su defecto, que esté sufriendo todo
eso que se suele llamar estrés.
Es decir, que el sujeto puede
sufrir de manera inesperada un estado de desequilibrio causado por múltiples
factores que inciden negativamente, en su bienestar y su conducta.
Por otra parte, no se puede
asegurar que el estrés sea un trastorno nocivo, hasta tanto, no se presenten
las secuelas de su padecimiento. No obstante, su asidua presencia puede
degenerar en trastornos severos, que explicaremos más adelante.
Ahora bien, todos hablan de estrés,
a pesar de que no se conozcan todas las características de este “común”
padecimiento. Se sabe que el organismo
presenta manifestación de molestia, que no son deseables ni tampoco, comunes,
hasta ese momento en que el o los síntomas se hacen notorios y dolorosos. Por
ello, a medida que el malestar se va haciendo más continuo y molesto, la gente
comienza dar señales de preocupación y/o a quejarse, por los malestares y por
los síntomas que sufren.
En importante señalar, como veremos
luego, que para qué el estrés se genere tiene que haber una predisposición
orgánica a sufrirlo. También, es cierto que,
en algunos casos, se presenta a consecuencia de traumas inesperados,
para los cuales no existen mecanismos de defensas orgánica y culturalmente estructurados
y se hace más difícil manejar esta dolencia. En estos casos, pueden presentarse
crisis momentáneas, caracterizadas por episodio de histeria o irrupciones
temperamentales nunca antes experimentadas.
Cabe indicar, por otro lado, que se puede, no obstante, hacer un intento por enumerar algunas fases para identificar la aparición de las crisis de estrés. Lo intentaremos, a sabiendas de que cada caso es único, aunque prevalezcan síntomas parecidos o comunes en otros sujetos que han padecido estrés.
I.- ALGUNAS ETAPAS QUE HEMOS
IDENTIFICADO.-
1.- La primera etapa podría ser el
momento en que la persona comienza a sentir tensión muscular e incomodidad en
su cuerpo, algunas veces, acompañada de tensión dolorosa y calambres. El cuerpo
avisa, habla, dice que algo no está bien.
2.- La segunda etapa consiste en la
aparición de estados de angustia, fatiga, aburrimiento, desconcentración y
cansancio. En este período, que puede presentarse conjuntamente con el primero
y sumar las dolencias, puede darse la negación del sujeto ante lo que está
padeciendo. Este estadio consiste en que el sujeto aun sufriendo de todo lo
anterior, busca excusas para no enfrentar su dolencia y se resiste a llamar el
padecimiento por su nombre.
3.-La tercera fase, es crítica por
que los síntomas han tomado cuerpo han avanzado y ya no se pueden ocultar el padecimiento. En tales casos, la persona puede presentar un severo cuadro de
migrañas, insomnio, pesadillas, artritis, ulceras, afección en diversos
órganos, tensión arterial y muscular y un gran etcétera. Ahora bien, es
importante acotar que, no se puede predecir con certeza el tipo de enfermedad o
gravedad que puede sufrir una persona sometida a estrés continuo, pero es de
esperar que, cualquier tipo de dolencia severa pueda apoderarse de un organismo
debilitado por la presencia del estrés agudo.
II.- NORMAS MOLDEAN NUESTRAS FORMAS DE ACTUAR.-
El desequilibrio es, en sí, una
alteración del contacto consigo mismo y con otros y, se origina en un mal
manejo de la energía, por parte del sujeto - individuo- lo cual se manifiesta en una conducta inadecuada o anómica. Así visto, este proceso, implica la polaridad
siempre presente en todos los mecanismos homeostásicos del hombre. Por
consiguiente, puede darse la expresión de una energía que se dispersa en dos
vertientes: deseos de vivir y deseos de morir. Algunas veces, se extiende a los
deseos de recuperar el equilibrio perdido. En los casos más severos de
depresión, puede ocurrir hasta la muerte como producto de complicaciones
secundarias.
Se ha dicho reiteradamente, que el nivel de “stress” (o estrés, en castellano) tiene que ver mucho con el desequilibrio psíquico del individuo. En este sentido, nos señala Manuel Barroso, en “Auto-estima, Ecología y Catástrofe”- lo siguiente: “…Lo que sí es cierto es que el stress es una respuesta del organismo a lo que viene de afuera”.1
Por su parte, el investigador conductual, Eugene Kennedy afirma:
“...Es stressante estar vivo, amar, estar disgustado, aplazar cosas y hacer algunas de las innumerables cosas que, conforman la sustancia de habilitar la situación humana”. (“Vivir con los problemas cotidianos”).2
El problema consiste, en que muy pocos seres humanos están psíquicamente preparados para responder eficazmente, ante situaciones estresantes, aunque, justamente, la vida misma y el ambiente son un continuo semillero donde se cultiva el estrés.
Decíamos que el estrés, siempre va
a estar presente, en menor o mayor intensidad, en los individuos. Pero, lo
que también, es cierto, es que no a
todos, afecta por igual. El nivel de estrés puede lesionar a diferentes
organismos en diferentes formas, lo que va a hacer la diferencia es el nivel de
introyección de las normas sociales y de la adaptación del individuo ante los
mensajes de su medio. La capacidad de adaptación y/o la habilidad de poner en
práctica un proceso de resiliencias de sus potencialidades, juega un papel
fundamental en la salud o enfermedad del individuo.
En efecto, dice Manuel Barroso (1987) en la obra ya citada: “...el manejo adecuado del estrés dependerá de las condiciones reales del organismo, su preparación, su capacidad de adaptación y, sobre todo del desarrollo de su autoestima”.3
Otros especialistas, Simonton y Mattheuws, citado por el propio Barroso, indican que hay ciertos procesos psicológicos operando en los cuadros de “stress” a saber: 4
a) Experiencias en la temprana infancia (dolorosas, introyección de normas inadecuadas.
b) Influencia constante de eventos estresantes (muertes, perdidas de personas queridas.
c) Los mecanismos de enfrentamientos no son adecuados (normas de actuaciones, roles.
d) Inhabilidad para cambiar las reglas (impotencia, incapacidad).
e) Evitación del problema (poner distancia entre el yo y el problema.
En tal sentido, tomando en cuenta lo señalado por los especialistas antes mencionados, es indudable que, todo lo que nos rodea: palabras, eventos, circunstancias, sucesos, etc… no es ajeno al individuo y penetra en él, vía sentidos, vía percepción.
Se ha dicho, de diferentes maneras, en los espacios dedicados a la prevención de la salud que, en la capacidad de transformación y balance que posea el individuo descansa de alguna forma el éxito de su salud. Así mismo, que esta va a depender, en gran medida, del uso positivo (creativo) o negativo (degenerativo) que él haga de esas percepciones o simbolizaciones. Sus respuestas o contactos creativos o no, están en línea directa con la autoimagen que el hombre o la mujer tienen de sí mismos, tomadas o asimiladas de su ambiente cultural, como tal.
Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que la mayoría de los cuadros “estresantes” se presentan cuando el individuo es sometido a frustraciones, conflictos y presiones. Muchas, o la mayoría de las veces, son situaciones novedosas, para las cuales el sujeto no ha creado defensas y no puede adaptarse o defenderse de las situaciones que le son lesivas.
Por ejemplo, los cuadros donde toma cuerpo la frustración ocurren cuando los esfuerzos del individuo por alcanzar las metas que se ha propuesto, se ven entorpecidos, bien sea por factores exógenos como endógenos. Estos tipos de experiencias dan como resultado una serie de conflictos que están relacionados con la escogencia que se haga, bien sea entre la satisfacción de necesidades inmediatas o metas a más largo plazo. Usualmente, la escogencia entre una u otra alternativa produce, así mismo, frustración. Por tener que dejar alguna de las posibles opciones previstas y/o cambiarla por otra.
De hecho, el estrés, como veníamos diciendo, no sólo ocurre por frustración o conflictos de intereses, sino por presiones tales como las que surgen cuando el individuo es impulsado a alcanzar metas u objetivos, que corresponden al área de interés del entorno, más que a él.
El grado de estrés en todo caso, se relaciona o depende en mucho, de los recursos con que cuente el individuo, para luchar o hacer frente al desequilibrio causado por situaciones que le causan estrés. A continuación les presentamos un cuadro con algunas de las expresiones de estrés y sus manifestaciones.
Frecuentemente, la cultura provee a través de rituales, el soporte para manejar el estrés. Así encontramos, los rituales mágico religiosos y todos los rituales utilizados por las diferentes organizaciones con las cuales el individuo entra en contacto, a manera de aliviar el estrés que originan las demandas que la sociedad ejerce sobre él y que en muchos casos, son superiores a lo que es capaz de soportar, o simplemente, no son de su interés en absoluto, pero corresponden a algún tipo de conducta esperada por su cultura o por la familia. Esta conducta introyectada por los miembros o por la cultura la llamamos norma.
III.- LAS NORMAS Y EL EQUILIBRIO DEL INDIVIDUO.-
“La expresión Norma Cultural parece insinuar que la conducta humana no se limita a suceder sino que, se manifiesta dentro de una estructura o configuración donde adquieren distinto realce los diversos temas culturales”, Jay Rumney y S. Maier (“Sociología”).6
La Norma es el producto o resultado de la interacción de los individuos con el grupo con el cual comparte intereses comunes. Se podría decir también, que las Normas son la forma de cómo un grupo determinado comunica sus valores, intereses, símbolos, actitudes, sentimientos, pensamientos y acciones.
Una vez establecida, la norma se hace obligatoria para los miembros del grupo. Al respecto, León Mann plantea en “Elemento de Psicología Social” que: “las Normas de grupos se inculcan mediante variedad de presiones -formales a informales- trasmitidas a través de los miembros”.7
El cumplimiento de la norma implica aceptación, pertenencia, vinculación; su violación, implica sanción, presión, descalificación.
Cabe aducir que, según, Goffman en “Relaciones en Público: Las normas o reglas afectan al individuo de dos formas diferentes como obligación que le lleva a prever con razón, que éstos van a hacer… algo en relación con él”. Así “…la conducta que se mantenga dentro de los límites de la eficacia se considerará como normal, pero aquella que se exceda, se tendrá por ridícula o con frecuencia reprensible”.8
De esto podemos inferir que, toda conducta que se mantenga dentro de la pauta o norma establecida socialmente, se le considera normal.
Así, entonces, toda la vida del
individuo está repleta de normas que, indudablemente y, a lo largo de su
existencia, repercuten en su hacer y en su estar. Las normas cubren prácticamente todas las
actividades conscientes e inconscientes del hombre, desde que nace hasta que
muere.
Ahora bien, pasearnos por cuadros de insatisfacción, es necesario, para acercarnos al mal del estrés, ya que el ser humano edifica respuesta cónsonas al problema que él redefine como suyo o cómo 'un problema difícil de abordar y resolver'.
Acá, es necesario señalar que, cada individuo es un mundo, un sistema individual pero interrelacionado con los otros y con el ambiente. Por ello, no todas las situaciones afectan de la misma forma o intensidad a los diferentes sujetos. Sin embargo, se ha notado que las situaciones nuevas o imprevistas generan mayor grado de inconfor y ansiedad, por la falta de familiaridad con las mismas. Así, podríamos señalar que, todo cambio, por mínimo que sea, en la vida de una persona puede ocasionarle angustia o ansiedad, en fin, estrés, por cuanto siempre será un reto a enfrentar.
Las manifestaciones de síntomas producidos por el estrés pueden ser de diferentes tipos, en el cuadro anterior, hemos señalado algunos efectos fisiológicos, emocionales y conductuales que pueden sufrir los sujetos que padecen de estrés.
Vale aclarar que, en los tiempos que vivimos las demandas y cambios que se dan en la cultura, ocurren con gran velocidad y, de esa manera, las demandas de respuesta corren la misma suerte. ¿Qué pasa con el individuo frente a este fenómeno? Pues bien, muchas veces, no está preparado para hacerle frente a la novedad y a los cambios estructurales que tiene que asumir y se enferma, a causa de la ansiedad que le provoca el sentirse inefectivo ante las novedosas e inesperadas situaciones.
En este punto, es relevante acotar lo siguiente: todo sujeto activo está expuesto a demandas, sencillas o complejas. Tal estado o proceso proviene del mismo acto de vivir. Así mismo, de las aspiraciones y/o metas que cada uno se trace. Una persona que asuma un alto nivel de exigencia y de aspiración, es de suponerse, viva con alto nivel de exigencias. Por lo tanto, es de esperar que, también, conviva con cierto grado de estrés. El problema se presenta con los grados de estrés y la capacidad desarrollada para manejar los imprevistos de una forma equilibrada. Como señalamos anteriormente, un sujeto dotado de elementos emocionales, físicos y materiales tendrá más oportunidades de resolver sus crisis de estrés.
Ciertamente, las elevadas aspiraciones traen aparejadas una capacidad de planificación y acción, acelerada y constante. Los resultados planificados o esperados requieren de trabajo y equilibrio, para un buen desenlace. De hecho, es bueno tener pendiente que, una vida con elevados niveles de aspiración puede aderezarse con agotamiento, fatiga crónica, depresión y otras manifestaciones comunes del estrés. Por ello, no nos cansamos de insistir de manera preventiva en el hecho de que cada sujeto, tiene como deber y tarea primordial cuidar de su salud, al instante de comenzar a sentir malestares y desequilibrios que le impiden su bienestar y felicidad.
Ahora bien, aun cuando cada sujeto
posee de manera natural, formas para manejar sus dolencias, es común, que no lo
sepa, caiga en estados depresivos fuertes y enferme de variadas dolencias. Todo
ello, a causa del estrés, que no
reconoce o no le pone la suficiente atención, pero que está allí y se
manifestará y afectará su desenvolvimiento normal en cualquier momento.
En vista de que cada individuo, es un mundo orgánico, en lo que se refiere a su conformación biológica y genética, unos propenderán a enfermarse con dolencias pasajeras, son los que tienen una alta tolerancia al estrés. Esa tolerancia es heredada genéticamente, adquirida por seguir patrones de conductas aprendidos de sus mayores o en su defecto por haber recibido entrenamiento académico o ayuda profesional en técnicas de crecimiento personal, tendientes a solventar problemas de orden biológico, psicológico, laboral o económico. Otros, padecerán dolencias crónicas, son la mayoría y, desarrollan capacidades para soportar estoicamente, dolencias severas, "hasta que el cuerpo aguante". Estas personas, han heredado una "alta tolerancia al estrés". Se puede decir que, tal condición, no los previene de alguna dolencia a consecuencia de su desatención. Cualquier ser humano es susceptible de padecer algún síntoma de estrés
Por consiguiente, esas normas moldean lo que será su forma de actuar en el escenario que le corresponda actuar y, por ende, su actuación acorde a la norma, posiblemente, le generará el sentimiento de seguridad, satisfacción y el apego necesario, para el cabal funcionamiento, como hombre integrado socialmente a su grupo familiar, social y etario.
IV.- ALGUNAS CONSIDERACIONES FRENTE AL ESTRÉS. -
Hay que decir que la vida moderna,
llena de cambios y demandas bruscas, como está,
contribuye en forma letal a la aparición de estados estresantes. La
presión, no permite elaborar defensas articuladas y rápidas, para evitar los
embates de los retos que se presentan a diario. Tal condición, de ajuste,
muchas veces, no se logra con la eficacia necesaria y a consecuencia de ello
surgen las frustraciones y los estados complejos que, pueden conducir a estados
de depresión.
V.- CÓMO MANEJAR LOS EPISODIOS ESTRESANTES.-
Hay que comenzar diciendo que el estrés, es inmanente al ser humano, siempre ha habido personas estresadas, no hay un solo motivo o tiempo, para estar estresado. Como ya hemos dicho más arriba, todos los seres humanos en algún momento de nuestras vidas padecemos de estrés. Es casi normal que, en momentos de cambios nos sintamos angustiados o enrarecidos, por tener que hacerle frente a cualquier nuevo desafío. Es un comportamiento normal ante situaciones novedosas. Sin embargo, si el malestar ante tal dicha situación se prolonga podemos reaccionar enfermando emocional o físicamente. De allí, la importancia de aprender dos cosas fundamentales: Primero: si estás vivo va a tener que sortear todas las situación de la vida. Segundo: Puede enfrentar de manera adecuada las situaciones que le producen estrés aprendiendo a reconocerlas y aprendiendo mecanismos y técnicas para aliviar el estrés. Por otro lado, entender que no existen fórmulas mágicas y que todo depende del interés y compromiso de la persona con su bienestar.
VI.-MECANISMO O TÉCNICAS PARA
ALIVIAR EL ESTRÉS.-
*Primero y principal, reconocer que
se está estresado/a. En este sentido, el cuadro que le suministramos le puede
orientar para identificar síntomas y situaciones. Tener presente que si se
siente tensa/so, hay algo para revisar.
*En este punto es bueno señalar
ciertos aspectos que hemos encontrado en las personas que sufren estrés. Tales
como: comer en exceso y por lo regular,
consumir alimentos que sólo amplían la posibilidad de aumentar el estrés,
harinas, dulces, licores, chucherías.
*Fumar o drogarse, esto no alivia
el estrés, quizás por unos momentos ayude al sujeto a evadir situaciones que,
se harán más críticas por el consumo de elementos tóxicos en el organismo.
Esto, sólo contribuye a acrecentar las
situaciones de malestar y tornarlas más críticas, amén de los efectos
secundarios que, pueden causar en las eventualidades de la vida.
*La evasión mediante descansos prolongados
o el hecho de no descansar. Así mismo, buscar alivio pasajero en los juegos de
azar.
Todo lo enumerado, como hemos
dicho, tiende a proporcionar alivio momentáneo y si no se atiende debidamente,
el padecimiento puede empeorar.
VII.- ¿QUÉ PUEDE HACER UNA PERSONA
ESTRESADA?
1.- Aceptar que padece estrés y
enumerar las situaciones que le están estresando y tomar conciencia de las qué
puede mejorar usted mismo. En tal sentido, comience haciendo una lista de
cuáles son las situaciones que se escapan de su dominio. Tener en cuenta que
existen momentos en los que, lo que pasa en su entorno, a pesar de afectarlo,
la solución no depende de usted. Aceptar que eso que lo afecta, es de otros
dominios, no del suyo.
2.- Reconocer sus fortalezas y
debilidades para enfrentar la situación que lo afecta.-
3.- Buscar ayuda especializada, los
amigos pueden consolarlo, pero no son expertos en los que Usted padece.
4.- Entender que las curas mágicas
no existen, que es necesaria su participación consciente, su compromiso y disposición,
para lograr los cambios.
5.- Evitar en lo posible ser
testigo o protagonista de situaciones que lo afecte. Por ejemplo, discusiones
familiares, laborales, callejeras. Si eso lo molesta aléjese.
6.- Busque formas que le ayuden a
dejar el estrés en la vía. Camine, haga ejercicio, escuche la música que le
guste, lea algo agradable o interesante. Sea constante con el ejercicio físico,
mantenga una rutina, su rutina y, no se haga trampas.
7.-Ocúpese en actividades que le
proporcionen alegría, paz y bienestar. Es importante que, en esos momentos de
fatiga, emprenda cosas que lo distraigan, algo que usted disfrute, así sea
solo. Tómese ese momento para usted. Háblele a su ser, es posible que necesite
conocerse más. Recuerde que nunca es tarde para retomar una vieja idea que se
quedó en el camino, pero que regresa con tristeza cada cierto tiempo. Tenga en
cuenta que la misma se puede retomar o cerrar con una despedida consciente.
8. Borre de su mente el “no se
puede” anticipado y paralizante que lo daña. Cambie el mensaje por un sí se
puede o lo voy a intentar, con sinceridad y valentía, esta vez. Hágalo, puede
ser que en el camino se percate de que no era lo que quería y cambie la ruta
con una decisión realista.
9.- Hágase esta pregunta: ¿Cómo
estoy de involucrado/a con mis seres queridos y con mis afectos más cercanos?
Recuerde que de allí nace su estructura emocional y cualquier separación de la
matriz o conflicto abierto, causará
dolor y efectos negativos en su salud. Resuelva, tenga en mente que una
despedida consciente lo llevará a cerrar una herida o molestia que carga con
Usted y, no sanará, hasta que lo decida.
10.- Tener presente que, la toma de decisiones es un arte, que se aprende. Usualmente, no sabemos decir que No o que Sí y, no queremos involucrarnos en una negación o en una afirmación que nos compromete. Pues, muchas veces, sin pensarlo decimos Si o decimos No. El problema es que sin quererlo nos metemos en situaciones estresantes por no haber sabido que decir el Si o el No que corresponde. La mayoría de la ocasiones, tal conducta nos acarrea más problemas que beneficios. Por ellosugerimos que se tome su tiempo para contestar a la demanda de terceros. Esto práctica le ayudará a sincerarse con sus deseos reales. Decir No, cuando no queremos decir Si, es saludables y viceversa.
11.- Introducir los elementos
espirituales, es una necesidad emocional, para todo ser humano, aún para
aquellos que se proclaman incrédulos o ateos ante cualquier nexo que los
acerque a la creencia de que, existe un espíritu en cada ser humano, puede
convertirse en un elemento necesario, para la práctica de valores que nos hacen
acreedores de una vida más sana. Comprender ese milagro, ayudará en la forma
cómo tratamos a nuestro ser, cómo tratamos a nuestra humanidad. En este punto,
es bueno aclarar que, la espiritualidad no es religión, aunque, muchas veces,
se le confunde. La espiritualidad es esa capacidad de los seres vivos de entrar
en contacto con lo inefable y poder, desde allí, cuidar de su cuerpo y su alma,
es decir, respetar y amar a su ser interno. Debo aclarar acá, para los que
suelen confundir espiritualidad con religión, que somos seres espirituales y
tenemos un espíritu que nos es propio. Ese espíritu reclama su lugar y nuestro
reconocimiento en este cuerpo carnal. Estar en paz con aquello que no vemos,
pero que sentimos, en el acto de vivir, nos ayuda en nuestro equilibrio
terrenal.
VIII.- RECUPERAR EL EQUILIBRIO
HOMEOSTÁSICO.-
No hay tratamientos infalibles,
pero hay algunas prácticas que, por experiencias positivas con pacientes, nos
atrevemos a sugerir.-
1.-Existen diversas técnicas y
disciplinas que ayudan en este proceso. Los masajes terapéuticos, práctica de
yoga, kung fu, karate, bailoterapia, tai chí, gimnasia, saunas, baile, caminatas, deportes y, un extenso número de actividades que hoy
en día, se ofrecen hasta sin costo. No podemos dejar de mencionar a un gran
impulsor de la salud, como lo es la
meditación, en sus diversas modalidades, se ha comprobado que la meditación con
intención y constancia, es un gran aliado del equilibrio y la salud física,
mental y espiritual.
2.- El descanso es fundamental en
el tratamiento del estrés, dormir por lo menos ocho horas, es necesario, para
recuperar el equilibrio de las funciones
orgánicas.
3.- Cuerpo sano= mente sana. La
alimentación es una de las constantes en la buena salud. Así, una dieta
balanceada puede ayudar a construir una buena salud. Alejarse de los consumos
extremos de cualquier alimento contribuye a mejorar la armonía del cuerpo y de
la mente. Los hábitos alimenticios son cardinales, comer alimentos ricos en
fibra y de los grupos especificados por los nutricionistas, es necesario. No
significa privarse de los alimentos que
le agradan, es sencillamente, balancear su consumo.
IX.- REFLEXIONES FINALES.-
La nueva Era está tocando las
puertas de la conciencia y el corazón de los hombres. La inquietudes del ser
humano de hoy apuntan hacia la
consolidación de una postura holística, la cual visualiza al hombre como un
totalidad que vive en interrelación contante con su entorno. Este hombre ha
empezado a entender que sus trastornos o
enfermedades en cada una de las esferas que integran su ser. Esta nueva
dimensión en torno a la salud y enfermedad ha contribuido a cambiar la idea de
un enfermo pasivo y un sanador activo. Actualmente, se entiende una relación
recíproca donde tanto el sanador como el enfermo se afectan mutuamente en sus
acciones. La búsqueda de fórmulas sanadoras se concibe dentro de una lógica de
sentido integral y equilibrada.
En este sentido, de lo que se trata
es de devolver al enfermo el poder sobre su mente y su cuerpo. Así mismo, de restituirle a través de un proceso de toma de conciencia,
la capacidad de intervenir activamente en su sanación.
Dentro de esa perspectiva, se
plantea la necesidad de utilizar enfoques alternativos, como lo son las
prácticas de meditación, que contemplan ejercicios respiratorios y de
relajación, como elementos fundamentales, para crear una plataforma preventiva
y sanadora. De allí que, surja la necesidad de iniciar un estudio más profundo
de los elementos productores de estrés, a los fines de consolidar un enfoque
unitario de salud integral.
______
X.- REFERENCIAS.-
1.-Barroso Manuel: Autoestima
Ecología O Catástrofe: de Editorial Galac, 1998 - 508 páginas .
2.-Kennedy: Eugene: Living With
Everyday Problems,Thomas More Press, 1974 - Body, Mind & Spirit - 117
pages.
3.-Martínez, E., y Díaz, D.Una
aproximación psicosocial al estrés escolar. Educación y Educadores,(2007.
4.-CAMMANY, R. Y ALTARRIBA, F.X. El
Estrés. Barcelona. TISA, La Vanguardia. (1989)