DE LA ADULANCIA: (Los Aduladores y Los Adulados)
“…El impostor termina
Al fin, por creer de buena
fe en su veracidad.”
Aforismos, pp.49.
F. Nietzsche.
¿Qué es la Adulancia?
La adulancia o adulación, como objeto de análisis, sobretodo, en el entorno de los escenarios sociopolíticos, ha tenido ocupados a muchos investigadores, y quienes han tratando de entender cuál es la causa de su proliferación. En realidad, está demostrado que este fenómeno crece como una epidemia desnaturalizando en su exagerada manifestación al halago natural. El mismo que surge como producto de un reconocimiento genuino, referido a los logros alcanzados por otro u otros y que implica un justo estímulo, sin que prive en tal acto, la exageración en la expresión de alguna recompensa hacía quien va dirigida la ofrenda y, mucho menos, se espera obtener un beneficio personal por el homenaje en cuestión.
Pero, vayámonos al origen de esta expresión y comencemos por conocer el significado del verbo que da origen a la palabra adulancia, es decir, el verbo adular. Veamos, según la Real Academia de la Lengua, adular es: hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que puede agradar a otro
Ahora bien, teniendo claro lo que es adular, vale la pena destacar la acción que se resalta en la definición y, sin lugar a dudas, es el protagonismo del actor o sujeto que realiza la adulación, quien para nosotros será llamado adulador y a quien los más prosaicos llaman jala bolas, jala mecates, chupamedias y otra serie de adjetivos, nada elegantes al oído. Lo cierto es que en el esquema adulador y adulado, se puntualiza o enfatiza en la intención, en lo exagerado de la lisonja o alabanza que despliega el adulador, que la mayoría de las veces va dirigida a un tercero, que no lo ha pedido, pero lo recibe con regocijo y falsa modestia.
Ocurre, por lo general, que en este momento nace la próxima víctima- el adulado- quien conjuntamente con su par el adulador, echará a andar una interrelación basada en el suministro constante y obsecuente de elogios y la debida sumisión que puede llegar hasta la incondicionalidad irrestricta. O, en su defecto, puede avanzar hasta lograr su sistematización como una forma de realizar los intercambios en el acto de dar y recibir caricias falsas. Caricias estas que son una farsa pero que garantizan una provisión segura de beneficios secundarios, inmediatos o mediatos a las partes involucradas en el intercambio. .
CARACTERISTICAS DEL ADULADOR Y EL ADULADO.-
El adulador, es un experto en el arte de darle al otro lo que él- por ensayo y error- ha aprendido a mercadear en su trayectoria. Es, por ello, que conoce lo que les gusta escuchar o recibir a aquellos que ostentan algún tipo de poder. De allí que, sin dilación el adulador comienza a tejer la telaraña, esa que posteriormente, le servirá de anzuelo para enganchar al poderoso o aquel que es visto como tal. Este último- llamado desde ahora Adulado- una vez acostumbrado al dulzor de la premeditada adulancia, caerá rendido y en palpable adicción reclamará para sí- ya sin voluntad- la cercanía del adulador. No cabe duda de que, el Adulador llega a ser tan indispensable para el Adulado, como el oxigeno que respira.
¿Qué hace un adulador?
*Es reconocido como Jaleti, lame suelas, lame pisos, entre los epítetos más decentes, es decir, se le conoce como un incondicional del poderoso.
*Es un oportunista de oficio, por ello, procura con diligencia estar cerca de un necesitado de caricias, aunque éstas, sean falsas...
*Ofrece constantes elogios, aún cuando la labor del poderoso sea un desastre y deje mucho que desear.
*Se constituye en una pared impenetrable que impide el acceso de los interesados ante quien detenta el poder.
*Esconde al poderoso la verdadera situación respecto a algún problema, sus máxima son: “Todo marcha bien” “lo está haciendo muy bien” “Nadie se queja”. “Mejor no se puede”
*Esconde información importante que podrá intercambiar en algún momento, que crea oportuno, para lograr beneficios personales.
*Siempre se ubica cerca de los poderosos y lo arropa, impidiéndoles que lleguen a conocer la realidad que les rodea.
*Está envilecido y representa muy bien su papel protectivo, a pesar de lo ignominioso de mismo.
*Es de naturaleza corrupta y quiere salirse con la suya, por eso, su norte es la compra y venta de favores.
*Está allí, aunque reciba maltratos, porque tiene claro sus objetivos, que son recibir prebendas.
*Su estructura de personalidad está tan fraccionada y enferma que se presta para las más deleznables traiciones y complicidades.
¿Qué caracteriza a un adulado?
El individuo que detenta el poder – el adulado- es también, por su condición y prisión emocional, un sujeto sujetado. Justamente, por sus carencias y su desconocimiento en cuanto a su estado de ser incompleto vive en una suerte de transposición personal, que lo impulsará a caer sumisamente bajo el poder embrujador del halagador de oficio. Debido a esta insana conexión, tendrá que corresponder al adulador con beneficios constantes, a manera de garantizarse sus cuotas de servilismo e incondicionalidad. A lo largo esto que comenzó como algo trivial se torna en una tragedia, de toma y dame, que nunca termina bien para “la libertad” la cual sale muy golpeada a la hora de echarla andar.
Pero, el proceso no es tan simple como parece, porque en este proceso de recepción de recompensas inmerecidas, la emocionalidad del sujeto adulado, resulta comprometida y deviene una lesión en el desarrollo de la personalidad. De este proceso, emerge lo que ha sido llamado por Freud conducta narcisista, llamada así, porque emula el viejo el viejo Mito de Narciso, es decir, un joven bello que de tanto observar su reflejo en las aguas terminó enamorado de sí mismo.
¿Qué hace un adulado?
* Se cree más importante, que cualquier otra persona. Suelen imponerse para ser el centro de atención. Por eso, su máxima frase es: ” YO”
*Necesitan ser aprobados por todos los demás y aunque muestra un Ego muy inflado, en realidad es muy débil.
*Por creerse el centro del universo, es insensible ante los problemas de los otros.
*Sienten que todos deben amarlo, creerles, obedecerlos y aceptarlos por el sólo hecho de ser ellos.
*No se aceptan cómo son y necesitan de los halagos desesperadamente, para vivir.
*Son envidiosos y chismosos con las personas que sean más aptos que ellos e intentan destruir todo aquello que les ponga en evidencia o les haga sombra.
*Como piensan que ellos son los más importantes y, los demás, están para complacer sus caprichos, tratan de anularlos.
*Les gusta manipular y humillar a los otros y tratarlos como seres inferiores.
*Se auto alaban y auto gratifican constantemente, al precio que sea.
*Suelen irritarse hasta el paroxismo y les cuestas posponer, De hecho, la inmediatez es la energía que los mueve.
*Son incapaces de responsabilizarse por sus errores y los culpables siempre son los otros.
¿Por qué sucede esto?
Sencillamente, por que ambos, tanto el adulador como el adulado, son dos personalidades enfermas. Su mal es de la misma naturaleza resultando afectado el núcleo de su personalidad. Y, esto es así, porque la relación que se establece entre ellos esta mediatizada por la sumisión de uno ante el otro. Todo esto a cambio de favores. En esta dinámica parasitaria, se evidencia un proceso de enajenación de doble vía. La misma concluye en la esclavización de una parte por la otra y viceversa. Al establecer ese tipo de relación opresiva, malsana e insana, lo que se logra es una manera enfermiza de contacto con el exterior. Además, el Yo sale sumamente lesionado y ninguno de los dos llegan a saber a ciencia cierta quienes son verdaderamente y se consolida un estad de extrañamiento. Cuando esta relación se hace crónica ninguno de los dos puede subsistir sin el otro.
Unas Últimas Palabras.-
Desde otro punto de vista, es bueno señalar que conocer este fenómeno ayudará a los políticos noveles a protegerse, estar alertas y les permitirá, así mismo, mantenerse alejados de este mal. Es obvio que el conocimiento lo dotará de mayores posibilidades a la hora d ejercer su de ejercer autocontrol cuando aparezcan los primeros síntomas.
No obstante todo lo ya expresado, este problema no tendría mayores consecuencias, sí esta enfermiza relación se quedara presa en una relación de dos, pero resulta que en la mayoría de los casos, las personas que obtienen algún tipo de poder se lo deben a otros, esos que le han dado la oportunidad de ascender a cargos por designación o por votos. Es decir que, los adulados, no son sujetos libre. Por el contrario, son sujetos que están comprometidos con las masas y no sólo con algunos individuos, en solitario. Por tanto, tiene que entregar cuentas de sus actos y, más aún, serán evaluados cuando llegue la hora final.
Conclusión.-
La adulancia suscita una forma enfermiza y nociva de relacionarse con lo demás. Así mismo, promueve un comportamiento lesivo en el adulado, que lo aleja de todo aquello por lo cual luchaba y, por lo cual, sus adeptos lo han beneficiado con su voluntad. De allí que, atacar el virus de la adulancia a tiempo, es contribuir a establecer relaciones basadas en el respeto, la confianza, el compromiso y la responsabilidad, es decir, relaciones sanas.
“…El valor de un estado, al final de cuentas, es el valor de los individuos que lo componen." John Stuart Mill
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