Por el poeta: Héctor Cediel
Querida amiga, metáfora de mis deseos:
No es fácil escribirle una carta a una amiga filóloga, purista
fonóloga de las palabras, de los versos, de las estructuras gramaticales que
cantan con una sencilla sabiduría el sentir de los sentidos del alma. Sé que
disfrutas leyendo los desvaríos de mis silencios en voz alta, ya que no es
fácil escribir endiabladamente como un ángel, porque solo se puede cantar con
pasión lo que se ha vivido, lo que no se siente, nace con tonos de voz opacos,
ocres. Quizás he sido feliz escribiendo para mí mismo, aquellos textos o poemas
que no encontraba escritos. No es que leyera poco o no me gustaran los
espectáculos culturales, pero para mí, leer buenos libros, cuesta demasiado.
Quizás te preguntas: ¿por qué me gusta leerlo? Quizás a pesar de todas mis
imperfecciones como ser humano, hay que ser extremadamente honrados
intelectualmente. Congruentes con nuestros discursos. Con principios y valores,
no negociables. Respetar como cosa sagrada nuestra filosofía existencial, amorosa,
cultural o política… a pesar de todos esos complejos elementos que interactúan
dentro de nosotros. Importante es ser en lo posible, ciudadanos libres de
ataduras religiosas. Ser quien deseo ser, no importa que en muchas ocasiones
intentemos parecernos a quienes estereotipamos o admiramos, pero lo importante
es ser nosotros mismos, sin creernos el ombligo del mundo, ni indispensables
para nadie.
Es muy importante vernos y respetarnos no solo como seres humanos,
sino evitando que existan absurdas diferencias entre los derechos de las
personas. No podemos seguir separándonos por estratos, como si fuésemos castas.
Solo viendo gente en la gente, el sueño de vivir en paz, puede ser una
realidad. Tenemos que exorcizar a esos absurdos fantasmas que nos impiden concebir
un mundo más justo y equitativo. Tenemos que ser verdaderos vates, juglares que
cantemos lo que escribimos para nosotros, sin importarnos si le va a gustar o
no a nuestros ilustres lectores. Muchas temáticas o textos, responden a etapas
muy específicas de nuestras vidas y por eso, es difícil algunos textos como los
mejores. Escribimos para soñar, para vivir en paz y hasta anhelamos un poco de
prosperidad, gracias a nuestro trabajo. Esa lucha por innovar, por escribir
sobre lo mismo, de manera diferente u original, no es fácil. Escribir sin
compromiso, es evadir y empobrecer los textos. Tenemos el deber de escribir con
responsabilidad, ya que la palabra tiene una gran responsabilidad social o con
las almas de los lectores. Por eso, tenemos que leer y conocer diferentes
voces, de diferentes culturas, de todas las épocas. Escribir para muchos de
nosotros es una deliciosa o exquisita necesidad. Todo debe inspirarnos, sin
importar el sitio o el momento.
Los textos ante todo tienen que ser honestos,
íntegros. Radicales en los valores como dije, aprendiendo a decir sí o no, con
contundencia. Los románticos gustamos de las temáticas amorosas y por ende, del
erotismo. Para escribir, siempre seremos jóvenes y aprendices. Lo importante es
buscar un tono de voz original, que sea nuestra impronta, un estilo que
sobresalga. Retratar imágenes con metáforas para embellecer cada producción,
evitando caer en los lugares comunes, por pereza o falta de lecturas. Ser
malditos, no es vivir cual ratas de alcantarilla, para sentir la vida. Ni
confundir los sentidos de nuestros lectores, hasta cambiar de manera drástica,
sus ordenadas vidas. Me encanta la prosa poética, porque me permite cantar el
realismo sociopolítico o la temática escogida, de manera que se transforme en arte
el texto, que sea válido y estéticamente bello, sin pretender ser filósofos o
doctores en materias que no dominamos. Me aterra la dislocación cultural, por
culpa de las luchas por el poder… me aterra que invirtiendo lo que equivale a
10 días del presupuesto militar mundial, se pueda educar a la niñez mundial… es
absurdo que existan tantos submundos y mundos , dentro de un mismo mundo. Es
absurdo que en el milenio de las comunicaciones, el hombre este peor informado…
y que los medios sean más de desinformación y manipulación política, que otra
cosa. ¿Sera que el hambre y las necesidades, nos hacen más creativos? Tendría
razón Nicanor Parra, cuando cantó con su anti poesía, que deberíamos comer
mierda, porque si 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000 millones de moscas no
han muerto de hambre… ¡La mierda alimenta!
Los poemas en voz baja solo son
ruidos necios… tenemos que escribir con fuerza, como lo insinuaba Eutiquio Leal
en sus talleres o un mismo Juan Manuel Roca, que nos enseñó a leer, y leer es
descubrir buenas voces. No escribo para sobrevivir, porque como no estar: ni
muerto ni vivo. Como dijo el nobel Jean-Marie Le Clèzio “La piedad es
intolerable, el amor es dominador, la virtud es hipócrita y la caridad
lujuriosa”. Un texto que no cuestione, que no nos haga reflexionar, no pasa de
ser un ejercicio estético. Me gusta leer y descubrir voces que nos hagan
pensar. No hay necesidad de perder el tiempo en novelas, que se pueden resumir
en un par de buenos poemas. Me encanta y debemos preocuparnos por conocer las
realidades periféricas de los autores, no solo para conocer su duro camino,
sino para entender mejor sus voces. Todos hemos sido caprichosos o rebeldes en
un momento, pero lo importante es que nada haya sido fatuo, ligero,
intrascendental. Borrar la línea que separa la ficción de la realidad, es un
arte. Me encanta que cada lectora se identifique y sienta que puede ser el
personaje, protagonista o destinataria. Me molestan las etiquetas con las que
pretenden muchas personas clasificar textos, que escribí para divertirme,
simplemente eso: divertirme. La poesía debe de ser un carnaval de versos e
imágenes, para que sean verdaderos espectáculos para los lectores.
Las palabras
deben de proponer, conformar y transformarse en un festival que transforme y aporte
a la reconstrucción de nuestra realidad, para que deje de ser ese mundo loco,
loco, loco… por eso la poesía debe de ser creativa, imaginativa. Los
conversatorios y la crítica, son indispensables. No puede haber transformación
sin imaginación, pero sin pretender aparentar cultura. Seamos quienes somos. No
importa que cantemos nuestras depresiones, frustraciones o crisis por
desarraigo. Todo lo que nos traumatice, puede ser cantado, pero hay que tener
actitud y buena percepción. Un falso sentido de orgullo, honor o moral, nos
hace inauténticos. No podemos evadirnos en temáticas comerciales, cuando
nuestras realidades nos exigen versos comprometidos. Cuando en un país como el
nuestro, se vive lo que se vive, la palabra le puede aportar a la sociedad,
para que el hombre sea más sosegado o pacífico, más sensible o sentimental, más
comprensivo o dialogante y tolerante o flexible. Me encanta el género epistolar
porque me permite delirar en voz alta con afecto, amor y gratitud. No importa
el nombre o los nombres de esas musas misteriosas, porque deben de ser sagradas
sus identidades, sin importar si es una mujer prohibida, casada, comprometida…
o fruto de una fantasía. Hay que cantar con pasión y delirio desenfrenado,
hasta llorar si es preciso, pero sin perder la compostura, hay que aguantar las
embestidas, sin descomponerse, como los buenos lidiadores. “los peores poemas,
siempre se escriben con los mejores sentimientos” nos enseñó Roca. Las
emociones positivas, siempre mejoraran la salud, así escribamos a partir de
nuestros escombros.
Es difícil escribir sin estar basados en nuestras
realidades, en nuestras vivencias…por eso, es una disculpa tonta, negar que
mucho de nosotros no está en nuestros textos. No es fácil escribir textos
válidos, sin desnudarnos y entregarnos plenos a la fogosidad ardiente de los
deseos, a embriagarnos en los cálices de los placeres, a entregarnos sin miedos
a los caprichos de los gustos, si nos deleita el romanticismo erótico. ¿Sera
que el placer amoroso resulta, del sufrimiento infligido a la pareja? ¿Sera que
la belleza debe estar al servicio de la fornicación y no del engendrar? Hay que
cantar con belleza al cuerpo humano, así como los deseos y esas despiadadas
violencias que engendra cuando las fuerzas internas de nuestra naturaleza nos
sacuden. El deseo siempre será un creador de imágenes o formas surrealistas. La
literatura erótica debe de ser sobre todo arte, así sea comercial. Criticar no
es destruir, pero las malas letras, es basura. El tiempo del lector, de toda
persona, es sagrado.
Quedo el espera de tu respuesta,
HJCG/2015
Raiza, nada testimonea màs tu aprecio y respeto por el trexto, que rebautizalo con amor y de manera màgica. Mil gracias, mi adorable amiga
ResponderEliminarSeñor Cediel.
ResponderEliminarGracias por compartir tan magistral escrito. Escrito que podría ser aprovechado por los escritores noveles, que tendría en este, mucho que aprender de la majestuosidad y finura de su verbo.Por favor, haga de este Blog su lugar y no deje de compartir sus improntas verbales que engalanan a este sitio.Gracias nuevamente.