El amor es una chispa divina que
se enciende desde nuestros corazones para inundar nuestros pensamientos más
nobles y subsumirse en nuestros cuerpos acaparando, así, su voluntad con
alegría, sobresaltos y entrega. No hay resistencia posible cuando se ama.
El amor es el milagro más grande
que puede experimentar un ser viviente en la amplitud sagrada de su ser. Se han
escritos millares y millares de páginas, que nos hablan de amor, pero nada se
acerca ni por asomo, a la virtuosidad de sentirlo y saborearlo en la existencia
viviente.
El amor es magia, es la magia que
pone Dios en sus hijos como muestra del placer y el gozo, que pueden sentir los
seres humanos que son presas de un sentimiento perfecto de bondad, dulzura, entrega,
benevolencia, ternura y belleza. Y es que el amor, es todo ello y mucho más. Su condición de permanencia estelar, lo hace
el más sublime de todos los sentimientos que existen. Por ello, compite en importancia y bienestar con cualquier otro sentimiento destructivo.
Por amor, por pasión se construye
el mundo, el mundo perfecto. Cuando amas lo que haces, las posibilidades de
fallar son menores. El amor te permite crear Paraísos reales y mentales.
El amor no es sólo estimulo
sensual o sólo sexo, pero el sexo con
amor te llevará a vivir las experiencias
más divinas y sublimes que la pura sexualidad,
basada en los impulsos del instinto animal del hombre. No hay nada de malo, pecaminoso
o censurable en la sexualidad. Sin embargo,
al vivir en el desbalance o los extremos, se corre el riesgo de romper
la armonía o equilibrio natural e irse a los extremos. Es allí cuando el amor
deja de ser amor, para convertirse en esclavitud y agonía, por falta de oxígeno
vital. Ejemplo de ello, son los celos o las celopatías, persecución del objeto amado, la rivalidad, el egoísmo, las
intrigas, las mentiras, la traición, la infidelidad, etc., nada de ello es
amor. Hay muchos otros sentimientos y emociones que calificarían para dar
explicación adecuada de estas
adjetivaciones de la conducta humana.
Es importante, no obstante,
atender ciertas señales para no descuidar aquello que amamos y que devenga el desamor. El descuido puede
derivar en el abandono de ambos amantes y el extrañamiento del uno con el otro.
Sin embargo, cuando el amor se ha fundamentado en bases fuertes, tiende a
extender las alas para que lo amado pueda sentirse libre y en confianza de
expresarse en su más natural esencia. El amor real, no requiere de jaulas de
oro, ni esposas y menos de detectives privados. Está sedimentado en una
autoestima alta, en la confianza el cariño y el respeto mutuo. Pero, lo que sí
es cierto, es que el amor se alimenta de la cercanía, los detalles, las
caricias y de conductas ratificante de esa querencia. Sin correspondencia el
amor es entelequia.
Cuando amas tienes que dejar un espacio
suficientemente amplio, para que las dos personas, columnas, como son de su
templo, no se asfixien y puedan sostener ese amor en equilibrio y fortaleza. Los
amantes, los que se aman, siempre quieren estar cerca el uno del otro, pero no
encima o enajenando al otro. El alejamiento programado permite la renovación de
las experiencias de vida y que se alimente, cada miembro de la pareja, de la
novedad y, de esa manera, poder compartir las buenas nuevas con su par. Por
ello, es importante que ninguno de los dos intente desmotivar al otro en sus
intereses, al contrario, intentar compenetrarse, ambos, con lo que el otro hace
es un buen ejercicio para la comprensión y compartir sano. Crecer es necesario,
para que el amor este lleno de luces
diferentes y emociones que inciten a bailar y cantar músicas nuevas
para los dos.
Ahora bien, el lenguaje del corazón
es muy simple y claro, no digo sensato, pero si sensible. Nada puede engañar al
corazón cuando la razón se aparta de su sentir. Y la verdad es que la razón
tendrá su tiempo necesario, para recomendarle al corazón cómo es la lógica del
sentimiento. Ambos, la razón y el corazón, conforman un equilibrio necesario en
el amor declarado como tal.
El amor carnal está destinado por
natura a dos. Por ello, cuando en ese amor se inmiscuye otro corazón o cuerpo,
es hora de replantear la relación y hacerse una pregunta sencilla, por demás. ¿Es
amor lo que nos une? Porque, la pareja, es una sociedad de dos hasta que llegan
los hijos. No obstante, el amor de los hijos conserva, por naturaleza, una forma específica para dar
la protección y el amor que necesitan esos hijos, sin desmeritar, el amor original de los
padres.
Cuando un tercero irrumpe en el amor
de la pareja, se produce un cisma que rompe la armonía y energéticamente se origina
un caos emocional, espiritual, sexual y relacional. Nada volverá a ser lo mismo,
porque se rompen cadenas espirituales imposibles de soldar en el astral. Es muy
difícil que desaparezcan las cicatrices de la traición en una relación, no sólo
de pareja, en general, cualquier relación humana, asume la misma dinámica de
ruptura de la confianza y se generan una serie de sentimientos que conllevan al
sufrimiento de todos los involucrados.
Por otro lado, la condición de
tercero, de querida/o, siempre degenera
en un amor entre bastidores, oculto y
censurado. El amor censurado, no aceptado, no tiene el espacio para la
libertada y tarde o temprano, comenzarán las exigencias para ocupar el primer
lugar o tendrá lugar la separación por la saturación de sentimientos encontrados. Nadie
puede ser feliz en el margen, sin embargo, hay personas que aceptan su infelicidad,
por otras razones que no vamos a explicar acá.
Los estudios acerca de las
parejas y sus compromisos amorosos, recomiendan la definición temprana de los
tipos de arreglos personales y emocionales que tendrá la pareja. Tal condición
es fundamental a la hora de establecer nexos amorosos con otro u otra. Realmente,
no se debería partir de una condición de incertidumbre a la hora de asumir tal
compromiso. Al menos los objetivos de cada uno y sus aspiraciones deberían estar
claros para ambos, y en concordancia con lo que cada uno, está dispuesto a aportar a la relación. El amor, no es suficiente, por lo
tanto si no existen finalidades conjuntas
en la pareja, está destinada a
convertirse en una aventura de vuelo bajo.
La infidelidad, tocada más arriba, es retomada acá, para explicar lo siguiente: cuando la chispa del amor se posesiona de dos seres no habrá cabida para un tercero. Donde manda el corazón los espacios ocupados por el amor están sitiados; en el corazón ocupado todos los cerrojos están sellados. Si a pesar de ello, logra entrar un tercero, podríamos decir que el amor no estaba lo suficientemente fortalecido o era un amor de fantasía. La pareja la conforman dos, no tres o cuatro.
En el amor la falsedad, no es
posible, en términos reales, aunque se dé de manera usual y descarada. Si se admite la falsedad en el amor, o se ignora, es porque el alma está enceguecida o
porque la costumbre o la dejadez ha
tomado, por asalto, el espacio que corresponde
a la sanidad del amor. Es importante, dejar bien claro que para el alma
nada está oculto, ella todo lo sabe y lo siente. Pero el corazón, gitano como
es, suele perdonar, su esencia es amar y de eso se ocupa y, en cuanto a la razón, a veces no razona los
mensajes que le envía el corazón. Y eso suele suceder con frecuencia.
En tal sentido, pensamos que el amor es uno, no hay medio amor, pequeño amor o
gran amor. Hay sí, niveles de sensaciones exaltadas por efectos de otros
sentidos. Por eso, hay tanta confusión a la hora de usar las dos palabras “te
amo”. Cuando se dice o se pronuncia un: te amo o un te quiero, debe nacer indubitablemente,
como un mensaje inequívoco de lo más profundo del Ser, es decir, del alma.
El amor es, entonces, compromiso
amigable con el Ser propio y el Ser de otro, al que se dice es depositario y
dador del amor. El amor es individual y personal. Se ama a un alguien con la capacidad de amar
que hemos desarrollado al amar a nuestros seres significativos y al amarnos a
nosotros mismo. En este caso, nos hemos focalizado en el amor sensual, carnal y espiritual de las parejas.
En suma, el amor como sentimiento
de exaltación universal del alma humana,
amerita muchas otras páginas y un abordaje un tanto más profundo.
*Este escrito surgió porque me encontré con este mensaje en la cocina de mi amada hija.
*Este escrito surgió porque me encontré con este mensaje en la cocina de mi amada hija.
Raiza N. Jiménez/ 08/01/ 2015
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