RESUMEN.-
El presente trabajo tiene como propósito el abordaje contextualizado del verbo de la palabra en el texto que emerge de la relación o encuentro que se da entre el sujeto que interviene y el sujeto que es intervenido en el momento terapéutico y en cualquier otro tipo de encuentro interpersonal. Se hace énfasis en el contenido o significado del habla y del hablante tomando en cuenta que todo acto de habla es el producto de un proceso de construcción e integración que se genera en contacto con el ambiente cultural y con los intercambios que los individuos realizan entre sus pares. Efectivamente, este intercambio relacional siempre existe, así mismo, el vinculo entre la palabra y el concepto está tan ligado como el vinculo entre el lenguaje y pensamiento o idea.
Luego nos detenemos a explicar sucintamente, el encuentro transferencial y contratransferencial que tiene lugar a partir del abordaje psicológico que se da en el ámbito de la consulta, donde interviene el verbo del analizado y la interpretación verbal y simbólica, que de sus palabras elabora el analista. La inclusión del abordaje psicoanalítico se asoma como plataforma innegable donde los mencionados procesos encuentran su justa dimensión en el descifraje del verbo, de la palabra.
Finalmente, abordamos tangencialmente la importancia de la palabra en relación al relato de vida, de la vida contada a otro que forma parte de esa vida y, por tanto, es capaz de reconstruir la historia y convertirla en un texto que de cuenta de vivencias y experiencias, la mayoría de las veces familiares para el que la escucha y la reproduce.
1. LAS PALABRAS: VINCULACIONES DISCURSIVAS.
Según Husserl...El lenguaje es algo más que un conjunto de sonidos que denota experiencias.(1)Las relaciones o encuentros interdisciplinarios (2) parecen ser una práctica que se está haciendo cada vez más común. La necesidad de una convergencia que contribuyan a generar múltiples posibilidades a la hora de dar respuestas en la solución de los fenómenos humanos está marcando las pautas del encuentro entre las disciplinas sociales. La complementariedad se ha estado gestando entre la semiología “... o ciencia general de todos los sistemas de signos (o de símbolos) gracias a los cuales los hombres se comunican entre sí” (3) y la antropología, la psicología, la sociología y en fin, con las otras ramas de las ciencias. Esta nace a partir del impulso general que induce al humano a realizar la comunicación y a utilizar el lenguaje, como forma de trascender. La lengua (4) , el habla (5) como vehículo para la expresión humana, que va de lo trivial hasta los más profundos rasgos de sus sentimientos, son cuestiones que conciernen indefectiblemente a las ciencias sociales y a la historia del hombre. La lengua (6) constituye la realidad inmediata del pensamiento, sin embargo, lo que más nos interesa es el habla, ese acto individual sui generis, inscrito dentro de la lengua, pero con su triste individual. Importa la lengua en tanto que vehículo de los actos de habla, y para conocer como el hablante hace uso de la lengua para establecer comunicación interna y externa, consigo mismo y con otros.
Para
simplificar lo que venimos expresando, creemos pertinente introducir la separación
que establece Saussure (7) respecto al habla y lengua. 1.) Se separa lo individual de lo social y
2.) Lo esencial de los accesorio o accidental; 3.) Así, la lengua es el
producto social y no individual, aunque,
el sujeto lo registre inconscientemente, por tanto, este acto de asimilación es
irreflexivo e involuntario. En el habla, sucede lo contrario, el sujeto o
hablante hace uso de su voluntad e inteligencia para combinar los códigos de la
lengua para expresarse en forma individual a través de la utilización de
mecanismos psicológicos.
Como
bien lo señala Spirkin “...Cuando el hombre posee un lenguaje ya formado, el
pensamiento cobra vida sobre la base de la lengua, se expresa y perfecciona
mediante las formas, de la lengua, utilizando la estructura gramatical de la
proposición típica para el sistema lingüístico del pueblo dado”.(8)
En este sentido, la lengua (9) como expresión de los sentimientos
del hombre, mediante su acción oral o escrita y la influencia que ejerce sobre
el objeto, son cuestiones que conciernen a las ciencias humanas, por cuanto,
...El lenguaje sirve a la sociedad como un medio de enlace entre los hombres,
como un medio para el intercambio de ideas dentro de la sociedad, como un medio
que da a los hombres la posibilidad de comprenderse entre sí”.(10)
En
el caso de las ciencias psicológicas y, específicamente, del psicoanálisis,
ésta condición se hace más evidente e insustituible, por cuanto, la palabra es
el medio por el cual el analizado se expresa (asocia) y el analizador interpreta.
Estos conceptos toman forma y dan cuerpo al sentido en función de la palabra.
Según
Icho se hace necesario en la práctica social retornar a la oralidad, así expresa “...restituir la
palabra a su valor de evocación nos conduce a introducir al sujeto en el
lenguaje de su deseo. Lengua primera en la cual más allá de lo que nos dice de
él, nos habla sin saberlo”.(11) Este argumento cobra mayor
relevancia cuando lo enlazamos a la concepción psicoanalítica, de un
inconsciente estructurado como lenguaje. En este sentido, la meta de la terapia
consiste en hacer consciente lo inconsciente, a través del lenguaje. Se dice
que el inconsciente es un terreno que tiene existencia real, en la medida, en
que, por medio del proceso terapéutico se logran cambios o modificaciones de la
consciencia en el sujeto. De allí que la función del lenguaje se estructura de
acuerdo al orden en que el inconsciente realice los juegos de encadenamiento.
En el momento terapéutico, por medio del juego de lenguaje, la asociación libre
entre ellos. Pero no sólo tiene,
el lenguaje,(12) la virtud de participar como ejecutor del
afloramiento de lo reprimido, durante el proceso analítico, otro rol
protagónico lo guía, a la hora de hacerse vehículo, mediador de la narración de
una vida. Obtener una historia de vida,(13 ) relato es hacer uso del
lenguaje y del habla. Esto es posible porque como lo señala Lorenzer “...los
juegos de lenguaje son los componentes elementales de los procesos de la
consciencia, así como, de la acción,(14) que despliega el sujeto de
análisis en el proceso de simbolización y desembolización. El lenguaje permite
acceder en el presente, aquellas
situaciones, recuerdos, dramas, sucesos que están en el pasado en la
imaginación de los sujetos, en esta elaboración su valor potencial es
incalculable. No sería posible mantener una estructura consciente sin el
auxilio del lenguaje. Sin el recurso narrativo, como expresión de la lengua
toda forma de recuerdo serían solo pedazos archivados sin rememoración
histórica - espacial.
Haedfner
Gerd (1983) parece coincidir con esta idea cuando subraya refiriéndose a la
fuerza y efectividad de lenguaje lo siguiente “...Todo lo penetra naturalmente
el hecho fundamental de que el espacio del recuerdo y hasta de la vivencia solo
mediante la comunicación lingüística se abre más allá del marco de mis
recuerdos y vivencias personales hacia el pasado y hacia lo que ocurre en todas
partes”.(15) Es así como todo
aquello tanto en el ámbito de lo real como de lo imaginario puede patentizarse por y en
lenguaje. No hablamos o nos referimos, sólo a lo que ha pasado o está pasando,
también la grandeza del lenguaje nos permite deslizarnos sigilosamente hacia lo
subjetivo, lo que toma existencia en nuestras mentes, como la poesía, el verso,
el canto y todo lo que como bien, lo dice Wittgenstein “...Todo fuego de
lenguaje descansa en el hecho de que puedan reconocerse de nuevo las palabras y
los objetos” (16) y esto ocurre así, por que el proceso de
socialización mediante el cual se
estructura el lenguaje y se aprehenden los símbolos, implica repetición,
familiarización de ellos, por la interacción con los otros. Existe en el
lenguaje una doble dimensión sujeto - objeto y una objeto - sujeto y de esta
manera sé internaliza el lenguaje. De allí la importancia de considerar la
contextualización del sujeto y su verbo, no sólo a la hora de abordar el
análisis de su discurso con intenciones terapéuticas, sino como expositor de
una lengua en la que se es copartícipe para poder entender e interactuar
efectivamente con otros.
Cabe
en este momento hacer una disgresión para explicar que entendemos con Todorov (17)
por lengua un sistema abstracto (conformado por un léxico vocabulario -
palabras), reglas gramaticales para elaborar frases y al discurso a esa manifestación
concreta de la lengua que se produce en un contexto particular, con la
intervención de elementos lingüísticos, propiamente dichos, y las condiciones
de producción, lo cual incluye, espacio, tiempo, interlocutores, intereses,
necesidades y motivaciones) y las relaciones entre los elementos
extralingüísticos. Así, el discurso deja
de ser frase para ser enunciado, lo que se enuncia. A partir de tal, precisión, surge la necesidad
de una reflexión enunciativa, en torno a la certeza - planteada por Wittgestein
- de que soy entendido y me hago entender. Veamos con su ejemplo que nos dice
al respecto “...Cuando el niño aprende el lenguaje, aprende al mismo tiempo lo
que es preciso investigar y no investigar. Cuando aprende que hay un armario en
la habitación no se le enseña a dudar de sí lo que ve más tarde es todavía un
armario o solo una especie de decorado”. (18) En este sentido,
pensamos que tal certeza no puede saltar a la inminente contextualización del
acto de habla y que los contenidos lingüísticos no pueden realizarse nunca, sin
referencia al medio en el que funciona la lengua de los hablantes y los
hablados. Todorov se hace eco de este planteamiento cuando apunta, además, que
“...de igual manera, las palabras y las proposiciones adquieren al insertarse
en un discurso, un sentido más particular que aquel que tienen en la lengua”(19)
. De tal reflexión, puede extraerse la idea de que la lingüística no se
puede abordar sin tomar en cuenta los problemas sociológicos, psicológicos,
históricos y culturales del hombre que ejerce su labor terapéutica o
investigativa y del sujeto que es objeto de ésta. Así, se puede decir, que toda
práctica social no es más que una práctica semiológica, ya que funciona inmersa
en el proceso social e histórico, por tal razón, el discurso del hombre está
determinado por el sistema social que lo circunda y por el sistema de
significantes en que tal discurso se produce. Ante esta realidad, cobra fuerza
la propuesta del Enfoque Complementarista, que permite el abordaje del comportamiento
humano en el prisma de diversas interpretaciones contextuales . En el caso de
la teoría Psicoanalítica, tal como hemos venido esbozando, la práctica
terapéutica del análisis cuenta con el recurso de la palabra como medio de
expresión de contenidos elaborados por el analizado e interpretados por el
analista a la luz de la palabra. En el caso de la historia de vida y de los relatos, es
también, la palabra (sin despreciar el cúmulo informativo de las fuentes secundarias)
lo que hace de la vida un documento presencial de la historia vivida. Lo
hablado por quien narra su vida, su testimonio es la materia primaria para el
análisis.
Según Huneeus “...uno
de los problemas mayores que encontramos los psicoterapeutas es tener que
entender la definición que la persona hace de sí mismo, y esta definición viene
en palabras”.(20) Ciertamente,
de esta dificultad estamos conscientes, sabemos que en discursos analizado, o
del entrevistado habla el sujeto y paradojalmente habla también ese otro yo del
sujeto que es su inconsciente, y es justamente ésto lo que hay que interpretar.
En el encuentro psicoanalítico, el analista está atento a la palabra del
analizado. Este mismo proceso se produce en la metodología de la Historia de
Vida, donde la dinámica (audio - parlante) se explica por un sujeto que expresa
y un sujeto que recopila la expresión testiomonial con fines, que pueden ser de
características diferentes al análisis terapéutico. Sin embargo, en tanto que
se trabaja con seres humanos que hablan, al igual que en psicoanálisis, la
Historia de Vida privilegia la oralidad, como forma común que hace la comunicación en
experiencias. Ahora bien, por cuanto el análisis de las historias o contenidos
orales, envuelve la palabra, no puede llevarse a cabo, sin contexto, sin referirse
al medio sociocultural en el cual funciona la expresión o lengua del sujeto que
cuenta su historia. Esto funciona de tal manera, porque el lenguaje es la forma
más perfeccionada de comunicación de la vida cotidiana, lenguaje este que el
hombre ha hecho suyo, en un proceso interactivo y simbólico que cobra fuerza en
la relación significante - significado (21) legitimados en la
práctica de la vida en sociedad. Esta característica lleva a pensar en la
dificultad que enfrentan los investigadores sociales al intentar descifrar o
generar respuesta epistemológicamente validas a partir de un hombre parcelado o
simplemente, restringir su campo de estudio a los parámetros de una sola línea
de saber científico. La palabra como hemos visto trasciende los límites de un
solo discurso, se hace necesario, para el análisis de lo humano el encuentro
convergente con otros discursos. Es así como la antropología, la psicología, la
sociología, la filosofía han venido acercándose a la semiótica buscando
contextualizar la dimensión de sus
discursos. En psicoanálisis, por su parte, ha desarrollado serias estrategias
para llevar a cabo la deconstrucción del testiomonio de la persona en análisis.
Para lo cual se ha acercado a la semiología o semiótica para fortalecer las formas
estructurales del análisis. Por otra parte existe la fuerte convicción de que
sin el concurso de otras fuentes de información, el análisis sólo será una
parte representativa de un problema, que podría ser abordado con criterio de
rendimiento, si se asumiera una actitud científica de apertura
interdisciplinaria generalista y se estimase al hombre en su dimensión
cronoholística humana. Ante tal propuesta es conveniente dejar en claro, que
tal posición no debería ser privativa del Psicoanálisis, en vista de que
situaciones similares se han venido presentando con otras ramas del saber,
entre ellas la Sociología y más específicamente, la metodología de Historias de
Vida, la cual no escapa de esta observación. En este sentido creemos en la
pertinencia de aunar esfuerzos interdisciplinarios con tendencia
complementarista para el abordaje más exhaustivo de la narración histórica, las
historias de vida, las prácticas sociales implícitas en los modos de vida, en
fin, para todas aquellas actividades en las que están ocupadas las ciencias
humanas como resultado de la acción del hombre.
2. GLOSA LACANIANA
El escenario donde se
despliega el acto o encuentro psicoanalítico es el mundo testigo del
intercambio entre el analista(22) y
el analizado. Es este un fenómeno de índole complementaria, en el cual se comprometen tanto el desamparo del analizado
actor en el arte de exponer su historia y el analizador abierto como espectador
para conocer la trama, esa gestada en la historia añeja, hoy remozada en su
amparo y desde su inclusión co-participante. Como descifrador de símbolos
significantes de una verdad reprimida para él y para el otro, tendrá en sus
manos la deconstrucción del caudal informativo emanado del encuentro para
ofrecer un develamiento, en dos o más, la del analizado y la que el ha
transitado consigo mismo. El papel del analista (23) es uno muy
complejo, su principal actividad es descomponer el material bruto que aflora en
el momento psicoanalítico para encontrarle el sentido oculto. La verbalización
del analizado(24) como producto de sus sueños, asociación de ideas
experiencias, es objeto de análisis. Pero no sólo eso, esta entrega de material
relevante mediante el proceso transferencial, a ese otro que va servir de
receptor o depositario y a la vez de mediador del saber. Conocido no pensado
como dice Bollas, al referirse a lo inconsciente. En esta interrelación
simulativa de la primaria se genera por
un proceso transferencial una “neurosis transferencial”, que se convertirá en
el medio para abordar la primaria e intentar la cura. En este intercambio (de
doble entrada y salida) el analista es a su vez analizador y provocador de lo
imaginario. Lapassade, opina respecto a este proceso que el cambio detenido por
la intervención psicoanalítica se vincula antes que nada, no a la
interpretación analítica, sino a todo aquello que tanto en la cura como en el
memorial y la transferencia tienen función de analizador. Esta
concepción abarca a todo aquello que pueda arrojar luz al proceso. En este
sentido, pensamos en todo lo que ocurre en la contratransferencia dentro del
analizador, ya mencionado por Devereux. Para el análisis de este punto nos
apoyaremos en el criterio transferencial desarrollado por Lacan para quien la
transferencia sigue teniendo el papel central en el análisis del sujeto, a
quien el designa con el nombre de analizando.
La
transferencia dice Lacan “...es un fenómeno en el cual están incluidos
conjuntamente el sujeto y el psicoanalista. Dividirlo en los términos de
transferencia y contratransferencia, por mucha que sea la audacia, la
desenvoltura, de las declaraciones que se permiten algunos sobre este tema,
siempre es una forma de eludir la cuestión.” (25) Lacan estructura
la transferencia en cinco aspectos para él fundamentales, estos son: a) el sujeto
supuesto al saber; b) el amor de transferencia, c) el deseo del psicoanalista,
d) el final de la cura, y e) transferencia e interpretación. Estos 5 elementos son reunidos en dos ejes:
1) conectar al sujeto con el saber
sostenido por el significante y 2) el objeto
que da al analista la oportunidad de tratar las resistencias. Veamos
como opera cada uno de estos cinco aspectos. El sujeto supuesto al saber: se
considera al inconsciente como saber, que se conecta a un sujeto que “debe”
llegar a conocerlo. A través de la transferencia el sujeto puede por medio de
la libre asociación volver a la palabra los significantes inconscientes. “...La
transferencia introduce ese objeto en el discurso analítico, es decir, en el
lazo social que se establece entre el analista y el analizante.” (26) Esto
se da si el analista no toma el lugar del otro o lugar del saber. El amor de
transferencia: La presencia del analista produce un choque inicial como
presencia ajena ante la palabra el saber, que luego se desplaza hacia el amor
cómplice, cuando el sujeto supuesto a saber, acepta saber, y lo que desea es de
su acceso por la significación de la repetición. Lo que se repite alude al
deseo. El deseo se traslada hacia el analista y es amado por ocupar el lugar de
lo que se desea saber. El deseo de psicoanalista. Este paso es bien demarcado
por Freud cuando habla de la neutralidad del analista. Para Lacan el deseo es
alienación, es interpretación en tanto que deseo del otro. Su “...deseo es
horadar el misterio más allá del muro del lenguaje.” (27) El final
de la cura: La cura es posible cuando el analista tiene acceso al análisis. Así
la transferencia se transforma en saber sobre el objeto que causa el deseo,
donde ahora el analista no es el destinatario. Transferencia e interpretación
“...Reencontramos acá lo que opone, por una parte, la dialéctica de la palabra
entre el sujeto y el otro por la cual lo simbólico permite el acceso del sujeto
al deseo y, por otra, la traba de la transferencia, que viene a interceptar
este acceso mediante sus fenómenos que marcan el cierre del inconsciente.” (28)
Este es el proceso mediante el cual la cura aparece. La interpretación es
la forma en que el analista actúa sobre lo simbólico. La cura viene a ser
entonces “...un proceso fundamentalmente intersubjetivo en el curso del cual el
sujeto es llevado a reestablecer la continuidad de su historia que el síntoma
interrumpe.” (29)
En este sentido, la cura se produce
porque ofrece una significación a lo que permaneció “allá y entonces” reprimido
para el analizado. Aquí ubicamos todas aquellas experiencias dolorosas que se
prefieren inconscientemente desconocer; pero que pugna por hacerse evidente y
de hecho lo hace a través del síntoma. Síntoma que encuentra su significación a
través de la verbalización.
Lacan (1953) se plantea la existencia del psicoanálisis a partir del
lenguaje, así si el inconsciente está estructurado como un lenguaje, entonces,
el psicoanálisis es posible. Parte de la idea de que la tarea Freudiana sobre
lo inconsciente fue de desciframiento. Freud descifra los contenidos del
inconsciente y sus mecanismos de defensa. Otro aspecto notorio es que la acción
del psicoanálisis se hace sobre un síntoma, pero por medio de la palabra del
analizado, esta que luego es interpretada por el analista. Lacan parte del
estadio del espejo para explicar la teoría del yo (moi). Piensa que en él
hombre se da una alienación imaginaria que tiene que ver con la forma en que
estructura su yo. Un yo escindido por esa imagen de otro (la del espejo) y yo.
Así, el yo no está unificado, es un desorden de identificaciones imaginarias al
igual que en el modelo Freudiano (yo - ello- super yo). El yo en Lacan tiene
una dimensión simbólica y una imaginaria. Lo simbólico se estructura en la
palabra y el lenguaje. La palabra actúa como mediadora entre los sujetos, por
eso, cuando el síntoma, que es simbólico, se hace palabra se resuelve lo
imaginario, lo resuelve a través del imago (30); así el yo y lo otro
pueden coexistir a razón de la imago.
Ahora
volviendo a la vertiente del lenguaje, Lacan intenta rectificar un error, según
él, cometido por Saussure respecto a la relación significante - significado y
no lo contrario. Para Lacan “...el significante actúa sobre el significado, e
incluso en un sentido radical que el significante crea el significado, y es a
partir del sin sentido del significante que se engendra la significación.” (31)
Introduce, así mismo, un término que resume lo simbólico y el sujeto (yo
y del otro) este es el otro. El otro siempre está allí, es el tercero en el
diálogo entre el uno y el otro. El otro es la referencia entre ambos. El otro
es el deseo inconsciente. Es también el discurso del analizado. El pivote más
fuerte del enfoque lacaniano estriba en el énfasis hacia el sujeto que habla y de esta cualidad de ser hablante se derivan
las consecuencias de su actuar. Siendo como lo establece Lacan el significado
en efecto del significante, el poder de la palabra se hace inmedible, sin
embargo, el sujeto que habla no tiene el poder sobre lo que dice, es la
palabra, la lengua la que ejerce su poder sobre él. En el discurso entran
constantemente en juego metáfora y metonimia, para buscar un sentido más allá.
Se dice que uno es hablado por la lengua. Es esta la mecánica lingüística que
opera en el inconsciente. Lacan acuña la palabra parletre (hablantese) que dice
siempre algo diferente de lo que quiere decir e intenta ser entendido más allá
de la mera palabra. Para el no hay metalenguaje “...El lenguaje objeto es una
ilusión. No hay lenguaje, hablando estrictamente, que se produzca sin que el
efecto del sujeto no esté siempre ya allí.” (32) El descubrir el
inconsciente implica el habla, ser hablado. El habla descubre al sujeto, el
mismo se descubre a razón de la lengua. De esta manera, la lengua es el gran
transformador del individuo; del ser humano. El lenguaje transforma su cuerpo,
sentimientos y necesidades, En este sentido, el analista tiene por objetivo
la escucha atenta de lo que habla el individuo
más allá de las palabras. Esto es el acto de interpretación, poder
decodificar el sentido más allá de lo que se dice. Por otro lado, en este
escenario no hay que perder de vista que el síntoma analítico es un síntoma
movido por el habla del paciente, es un síntoma
hablante y se transforma en esto a partir del momento en que es traído
al habla y hablado. En este encuentro con lo real se inicia la cura. En
síntesis, se sostiene que:
...Con su acto el
psicoanalista sostiene que “no hay metalenguaje; de modo que así viene a
encarar lo que de real implica el otro de la palabra para el. Para este momento
lógico el imperativo es: no interpretar. De este modo el sujeto puede afrontar
su división sin la escapatoria metalingüística y el analista encarna la lengua
única, la que se habla, aquí y ahora.” (33)
Es así como sólo las
palabras en contexto pueden desenredar lo que estaba confuso. En la ignorancia
de lo que se va diciendo, ambos analista y analizado descubren la verdad en la
transferencia, ambos hablan desde lo significantes para significar lo que se
dice. El saber se instala en la verdad, al final, para que surja la existencia
del sujeto.
3.
LA VIDA SE EXPRESA EN SIGNOS
En el análisis de la relación cara
a cara, que matiza a la exposición de una historia de vida confluyen varios
factores, uno de los cuales cobra mayor relevancia, es el lenguaje. El lenguaje
contextualizado. De este modo, el uso del lenguaje se convierte tanto entre
quien escucha como por parte de quien habla, en un acto de consciencia. La
comprensión de este hecho ayuda al objetivo posteior, que es el análisis del
texto surgido en tales circunstancias.
Alfred Schütz, estudioso del tema interaccional señala al
respecto que: “...La comprensión de los actos conscientes de otra persona que
está comunicándose, en principio, de la comprensión de sus otros actos.” (34) Y esto, es así, el hombre no puede
sustraerse de la realidad que le viene denotada en el lenguaje. Una realidad
que estará representada en su mundo, en tanto que lugar para el lenguaje. Todo
el esquema referencial de las experiencias humanas tiene su constitución en el
mundo de las interacciones dispuestas estas, en vivencias. El mundo de los
significados y de lo significativo discurre a través del lenguaje. El mundo, el universo es entonces, habla,
significa la palabra. A partir de allí está lleno de su significado y de su
sentido, el cual es variable a través de la historia. Su interior es igual a su
exterior, es habla, es letra. “...La letra designa la estructura del lenguaje
en tanto en ella está implicado el sujeto.” (34) Es desde, este
profuso territorio del lenguaje, desde donde el sujeto realiza sus improntas.
Todo aquello que lo rodea está lleno de
sentido y significado que no se agotan, mantienen sus potencialidades para
evidenciarse en cualquier momento. El ser muestra su ser con su verbo temporal,
que construye con su estadía por la vida y en la medida que habla, que cuenta
su vida.
Para Ferraroti “...Contar la propia vida no es
necesariamente un idilio. (...) La interacción que ella implica no es casi
nunca un regalo de circunstancias afortunadas. Intenciones, lenguajes, gestos,
temas, memoria, estructura de significados emergentes” (35) ,
circundan el acto narrativo. Ahora bien, es esta contingencia la cualidad
relacional que lo identifica al hombre como ser en interacción. Su solo ser ya
es una vía de conversación, versar-con otros. De esta manera interactúa con su
sola presencia, en su verso común, propio de él y de los otros universal con los cuales su con-sentido, lo que
significa para él y para los otros. Todo lo que circunda al hombre tiene un
sentido que se aprehende en lo que ello representa y que se transmite mediante
el acto de habla. Es así como la palabra se aprendió en sentido de uso, como lo
dijo Wittgenstein, y por consenso. La palabra pelota es la realidad de lo que
significa, para el entendimiento con los otros que hablan la misma lengua. Es
decir, que, “...El hablante como el oyente vivencian la conversación de manera
que por cada parte los Actos de establecimiento o interpretación de significado
se llenan y matizan con recuerdo de lo que se ha dicho y anticipaciones de lo
que aún se dirá” (36) , sobre la base de un aprendizaje que ambos
han tenido respecto a los significados del habla que utilizan en su encuentro.
Habla cotidiana, signo común tanto en su sonoridad como en su léxico. En este
sentido, todo signo expuesto en su significación de algo, por y desde una
comunidad idiomática, tendrá el mismo valor significativo para los miembros de
ella. De la misma manera el signo icónicamente representado o denota
simbólicamente la palabra. “...Dado que el símbolo sirve para que los hombres
tengan, en común, la evidencia apodíctica del ser, la función expositivo -
expresiva simbólica es la que constituye y mantiene la comunidad antológica y
existencial de los hombres, con dicha posesión común ontológica y existencial
de los hombres, con dicha posesión común del ser.” (37) Son los
símbolos, o formas simbólicas las que representan al ser en su diversidad y
unicidad. La magia de la expresividad en el hombre no se reduce a la exposición
del habla o al consenso comunitario de los términos o a la enunciación
aprehendida en el verbo. El habla humana va mucho más allá donde la sugestión,
la seducción hace su intento de influir en la conducta del otro, el que escucha.
La génesis de esa habla, humana, transcendente, se aprehende y expresa en y con
presencia, ante otros en su totalidad verbal, en su totalidad social. Ciertamente, esto es como lo ha venido
reseñando Solomón, quien al referirse a la vida social, deja entrever
claramente, que no existe lo total social sin contemplar la vida privada o esos
momentos que totalizan la vida. Así, dice “...Ni el todo puede ser aislado de
la vida, de la cooperación y de antagonismo de sus elementos ni tampoco puede
entenderse el funcionamiento de ningún elemento sin tener presente el todo, que
tiene su esencia en el movimiento de lo particular. Sistema y particularidad
son recíprocos y sólo pueden conocerse en su reciprocidad.” (38) Tal
aseveración no hace sino representar el
diálogo o relación dialógica como se le suele llamar al intercambio
interconsesual de dos o más que interactúan, en significación y significando con sus mutuos signos. Por otra parte debe quedar
claro que es así como se conforman la internaciones sociales. Ahora bien, dentro de este contexto
entre la persona que narra su vida y aquella que la escuha se edifica una
relación matizada por el sonido de una voz que habla, por un cuerpo que
exterioriza, por un sentimiento que pugna por manifestarse, por un mundo objetivo
y subjetivo que media entre ambos. La vida, esa que es contada, hablada se
expresa en signos unos decibles otros indecibles, unos textuales, otros
contextuales y los más simbólicos. Este encuentro hablado es como dice
Ferraroti dramático e imprevisible. A criterio de Schütz “El significado del
discurso del hablante consiste para él y para su oyente en sus frases
individuales, y estas, a su vez, en sus palabras componentes a medida que
surgen más después de otras.” (39)
En lo esencial ambos comienzan con un objetivo en la mente cada uno de
los participantes tiene el suyo, ninguno de los dos sabe como terminará,
respecto de las previas intenciones. Así, pues, es esta una relación de
hablantes como designamos, este encuentro de vidas una que habla y la otra que
se habla, para no perturbar y escuchar, a ese que habla en todos los demás. En
aquellos ausentes, mudos testigos de una vida, no obstante, vivida en común.
Pensamos como Ferraroti (1991) que el
silencio de uno permite que la palabra, el sudor, la voz, los significados, los
significantes, el rostro, el cuerpo, los ojos, las manos, todas las inmanencias
del otro, se tornen vida se torne historia
Habermas
refiriéndose a Nietzsche en su visión crítica hacia la historia señala “...Solo
participando en el plexo de la vida en curso que es la historia puede uno
apropiarse teoréticamente la historia (...) El historicismo es la forma en que
las ciencias del espíritu se autonomizan frente a la práctica y disuelven el
último lazo entre conocimiento e interés.” (40)
La historia es la vida, es el texto que conforma la
historia, es la vida narrada sobre la base de la memoria de un ser que tiene
recuerdos parciales, olvidos, lapsus, intereses, miedos, contenidos conscientes
e inconscientes, actos fallidos, etc. Son todas estas características las que
se cuelan en el texto histórico, como representación mental, y que permite a
partir de la singularidad la reconstrucción de los rasgos más generalizados del
grupo humano, socialmente edificado en esa vida individual.
Según Coulón “...Describir una situación es construirla.
La reflexibilidad designa la equivalencia entre la comprensión y la expresión
de dicha comprensión.”(41) Tal aseveración es constatada porque la
vida ocurre, se desliza en un contexto social, de acuerdo a normas, reglas que
rigen para un habla, para un entendimiento en común. Así, mismo la vida,
expresada en lenguaje, además, transcurre en un espacio - temporal que
determina su transcendencia histórica en un espacio, en un tiempo y en una historia
humana. “...Para los miembros de la sociedad, el conocimiento de sentido común
de los hechos sociales está institucionalizado como conocimiento del mundo
real.” (42) Este sentido, ya lo hemos dicho, deviene como producto
del uso cotidiano de un lenguaje que ha sido acordado convencionalmente para el
uso generalizado de un grupo social cuyas representaciones están mediadas en
lenguaje y se reflejarán en el uso a través de las relaciones con otros.
La Etnometodología, particularmente, pone énfasis para
comprender los modos o usos del lenguaje en la vida cotidiana de los grupos
sociales. Las prácticas de los objetos que conforman una sociedad están
envueltos y mediados por el lenguaje en sus
diversas formas de expresión y la vida es una forma de exteriorización
de éste “...La vida social se constituye a través del lenguaje: no el de los
gramáticos y lingüistas, sino el de la
vida cotidiana.” (43) El lenguaje sobre todo, como vehículo para
exteriorizar lo vivido, en tanto que fuente de datos para el análisis
Etnopsiquiátrico y como texto que es expuesto en forma oral y en interrelación
presente y en el presente.
Visto
desde este ángulo, podemos pensar en la historia den vida como texto que
expresa la singularidad de una vivencia, que es vivida en la comunión del
entorno social, y cuyas representaciones mentales y sociales son revertidas en
lenguaje, a través de una relación intercomunicacional en el presente, pero
condicionada por contenidos del pasado. El sujeto de la historia oral, de la
historia de vida, además de ser un sujeto individual es también un sujeto
social, un sujeto histórico, su vida es el texto donde se pueden leer los
signos históricos. Para Habermas el
sujeto individual no pertenece por si
sólo, al “gran formato”, para ser sujeto histórico es inminente que su mundo
intersubjetivo sea el reflejo del discurso social en él. Veamos que dice
Habermas al respecto:
“...La
idea de un sujeto de la historia que se crea a sí mismo, era y es una ficción;
pero en modo alguna es absurda la intención que esa idea a la vez expresa y
yerra de ligar la evolución de los sistemas socioculturales al tipo de control
que es la autoreflexión en el sentido de una institucionalización políticamente
eficaz de discursos (de comunidades intersubjetivos de orden superior
autogenerados, por vía discursiva.(44)
Hemos visto, en efecto, como se materializa la historia
de vida a partir de la relación interdialogal, que envuelve, amén de todo el contexto de ambos
intervinientes, los actos de habla.
Desde allí pues, ubicamos al producto de
ese intercambio que involucra al habla, como texto. Un texto que recopila lo
vivido, por un sujeto mediado por su entorno y por su lenguaje. En este sentido
se comprende que realizar un análisis desde la historia como texto es intentar
comprender lo vivido, a través de la información transmitida por el hablante,
autor del relato. Así, por medio de este texto nos compenetramos con el
contexto social, sus sufrimientos, intereses, motivaciones, en fin con su vida.
Al referirse a este acto interactivo del lector con el autor, señala Plummer
que “...es el modo en que interpreta el lector el texto lo que se convierte en
el objeto de la teorización.” (45) En este sentido, la vida se
constituye en un texto oralizado, abierto a la teorización, la comprensión, y
el análisis. La actividad o acción discursiva y lingüística que vive el hombre en relación permean su consciencia y su esencia humana
total. Una vida es eso, el reflejo de los efectos de una relación interhumana,
intersubjetiva, en fin social, como reflejo del lenguaje. Resulta claro,
entonces que la vida hablada es la vida en signo y signada por la convivencia
con otros, también hablantes. La vida es el reflejo de una praxis realizada en
comunidad por y a través de una lengua. Entendida así, este proceso puede verse
formando parte del ámbito de la acción comunicativa de la cual nos habla
Habermas, entendida esta como “...reconstrucción hipotética del saber
preteórico que los sujetos capaces de lenguaje y de acción
inevitablemente aplican cuanto, y en la medida en que, participan
competentemente en interacciones mediadas lingüísticamente.” (46)
En síntesis, sostenemos la idea que sustenta que los
actos de vida son reflejos inequívocos del aprendizaje social, específicamente,
de los actos de habla.
_______________________________________________________________________
La palabras: poema de Mario Benedetti en la voz de Alfredo Zitarrosa.
_____
NOTAS
1.
HUSSERL, E. citado por: HUNEUSS, Francisco: Lenguaje, Enfermedad y Pensamiento. 1989, p.39.
2.
Según
Ferdinand Saussure. La lingüística tiene conexiones muy estrechas con varias
ciencias entre ellas, etnografía, antropología, sociología, psicología,
fisiología, historia, en fin en todo lo que tenga que ser expresado su lenguaje.
3.
LORENZER,
Alfred: El Lenguaje Destruido y la
Reconstrucción Psicoanalítica. 1973. p.31.
4.
La
Lengua es una determinada como esencial parte del lenguaje y un producto social
que pone en funcionamiento un conjunto de conveneciones adaptadas por consenso
para ejercer la facultad de comunicarse.
5.
Saussure Ferdinand instaura el concepto discontinuo de
Lengua habla. La lengua es vista con el lengua menos el habla y el habla como
el acto individual de selección y actualización, donde el sujeto usa los
códigos de la lengua para expresar su pensamiento. Roland, Barthes, Tvzvetan Todorov otros. La
Semiología. 1974, p.p. 18-19.
6.
Según
Chomsky, la persona que conoce una lengua sabe, normalmente cómo
utilizarla para la consecución de determinados fines humanos. Se puede decir
que dispone de un sistema de “competencias pragmáticas” que interactúan con su
competencia gramatical y la pragmática como dos componentes del estado
cognitivo alcanzado en: Ensayo sobre
Interpretación, 1982, p. 13.
7.
Sassure Ferdinand,
ob. cit. p.
8.
Spinkin, Ag. (colectivo) Pensamiento y Lenguaje, 1966, p.65.
9.
Respecto
a la lengua señala Sassure que
“...Es un tesoro depositado por la práctica del habla en los sujetos que
pertenecen a una misma comunidad, en sistema gramatical virtualmente existente
en cada cerebro o, más exactamente, en los cerebros de su conjunto de
individuos, pues la lengua no está completa en ninguno, no existe perfectamente
más que en la masa.” ob. cit, p.57.
10.
Lorenzer, Alfred ob. cit, p. 33.
11.
Icho, Jaime: Transferencia y Sentido en Psicoanálisis. 1985, p. 108.
12.
A
través del lenguaje le es posible al hombre, materializa los objetos o ideas
que encuentran eco en la consciencia por la creación de pensamientos o
conceptos. La posibilidad de pensar y expresar lo pensado, a través del
lenguaje, de la palabra se hace posible la objetivación. El lenguaje así visto,
constituye la herramienta básica para la creación de lo material, pero, además,
para la organización de la vida social, de la comunicación intersujetal y la
generación de la actividad cognitiva.
13.
La
vida, como texto se hace símbolo en la medida, como lo dice, Todorov “...aunque mediante en trabajo
de interpretación le descubrimos en sentido indirecto (...) ese sentido
indirecto se refiere al que permanece inconsciente para el autor, pero hacia el
cual apunta” en Símbolo e Interpretación,
1992, p.p. 17-19.
14.
Lorenzer Alfred: ob. cit, p. 33.
15.
Halffner Gerd: Antropología Filosófica, 1982, p. 58.
16.
wIttgenstein, Luwing: Sobre la Certeza, 1988, p.59c.
17.
Todorov, Tzvetan: ob. cit, p.9.
18.
Wittgenstein, Luwing: ob. cit, p. 62c.
19.
Todorov Tzvetan: ob. cit, p. 10.
20.
Huneuss, Francisco: ob. cit, p. 85.
21.
Ver: Gazdarú, Demetrio: ¿Qué es la Lingüística?, 1973.
22.
Analista: Abreviatura de la
palabra psicoanalista, para significar el que analiza los materiales del
analizado. Para lacan,
además...al analista se le ha asignado por eso, un lugar en la estructura del
inconsciente. El analista forma parte del concepto mismo de inconsciente”. Ver:
Recorrido de Lacan de Jacques Alain Miller, 1990, p.8.
23.
Analista
guarda la estructura inicial demarcada por el psicoanálisis ortodoxo. El que
analiza.
24.
Analizado: Para Lacan es analizando: el sujeto de
análisis en la terapia
psicoanalista.
25.
Ver Bolles Christopher: La Sombra del Objeto, 1991, p. 331.
26.
Lapassade, Georges: El Analizador y el Analista, 1979,
p.19.
27.
Cottet Serge: Freud y el Deseo del Psicoanalista, 1984, p.160.
28.
Fundación
Campo Freudiano ¿Cómo se Analiza Hoy?,
1987, p.14.
29.
Ibídem,
p.27.
30.
Idem.
31.
Alain Miller, Jacques:ob. cit, p.15.
32.
Cuvallier, Armand: Diccionario de Filosofía, 1961, p.113.
33.
Lacan, Jacques: Reseñas de Enseñanza, 1984, p. 17.
34.
SHÜTZ, Alfred:
La Construcción Significativa del Mundo
Social, 1993, p.156.
35.
Jena Luc y Lacan: El Título de la Letra, 1981, p.31.
36.
Ferraroti, Franco: La Historia y lo Cotidiano, 1991,
p.149.
37.
Shütz, Alfred: ob. cit, p.158.
38.
Muñiz, Vicente: Introducción a la Filosofía de Lenguaje, 1992.
39.
Habermas, Jürgen: La Lógica de las Ciencias Sociales, 1990, p.28.
40.
Ibídem,
p.155.
41.
Ibídem,
p.428.
42.
Coulon, Alain: La Etnometodología, 1987, p.44.
43.
Idem
44.
Ibídem,
p.34.
45.
Habermas, Jürgen: ob. cit, p.45.
46.
Plummer, Ken: Los Documentos Personales, 1989, p.494.
47.
Habermas, Jürgen: ob. cit, p.494.
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