miércoles, 24 de mayo de 2017

Elegía a los Guerreros.-





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Ecos de voces agitadas, corren, huyen, se van
hacia adelante, al encuentro con la tiranía...
Hay miedo, pero el valor y el deseo de vencer
se hace mayor cuando la reflexión del horror
se cruza por la mente, agitando al corazón y
agitando al cuerpo, es miedo, se ha de domar.


Ruidos tenebrosos inundan los corazones
avasallados de los guerreros. Hay susto, ira,
dolor, tristeza y, en algunos giros, cuando la
compañía y el apoyo se acercan, pueden en
complicidad, sonreír para seguir en la acción.
Vestidos para la lucha enfrentan el peligro
de manera novedosa. Versátiles vestimentas
lucen los soldados de la libertad. No portan
sofisticados pertrechos de lucha y sí, fértil
y manifiesta creatividad en la hermandad.


Juramentos arrancados a la historia, nos han
legado en herencia los grandes héroes, como
Bolívar, Miranda, Rodríguez, Ribas, Ricaurte,
Páez, Girardot y, otros célebres soldados, que
derramaron su sangre en campos ignotos con
honor y convicción, por liberar este gran suelo.


Nadie es igual, cada uno va con sus sueños y
su arrojo a la lucha, no sólo los une la mirada,
el sentimiento, la intención, la hermandad, la fe,
la historia y la sentencia de ir labrando la libertad.
También, la inquebrantable decisión de rescatar
el orgullo y la valentía del guerrero que, todo
venezolano lleva adentro de su ser, en sus genes.

Ellos son nuestros muchachos, todos son nuestros,
los propios hijos. Así son nuestros hombres cuando
se disponen a recobrar la joya, el tesoro perdido, la
Amada Patria, la madre y la mujer de los sueños
acunados en el parto que les dio la luz y la vida...
!En la permanencia del suelo se palpa la eternidad!

Hoy nuestros corazones acompañan al fruto de
los vientres sagrados, las mujeres cuidan a sus
manadas de cerca, no hay desamparo posible, la
lucha es de todos y, allí, en el campo del honor se
da la batalla contra la canalla usurpadora, voraz
y desalmada, que usurpa los espacios de poder.


La muerte y la tortura acechan al nativo, son las
hordas de mercenarios foráneos y originarios que
se dan cita para la verbena. Se deleitan las fieras
y procuran la sangre del cordero, olvidándose que
en esta vida todo es una suerte de causa y efecto,
y que el cadalso los aguarda y han de tener castigo.


Un vago silencio se respira, es el olor de la muerte.
El silencio grita de pena y sorpresa por el crimen. Ha
fallecido un Abel en las manos ambiciosas de Caín.

Todo se oscurece y se silencia, es dolor que aprieta
el alma y, se siente la impotencia y el desgarro de la
pérdida. El vientre de cada una de las mujeres que
acompañan la lucha, se retuerce de dolor y tristeza.
Se ha ido una vida, se ha ido el futuro y se rompe la
fuente sagrada de la paz. Y así sabrán que nunca
habrá concordia frente a la muerte inútil del futuro.
.
Oraciones, rezos, llantos, suspiros e impotencia
rellenan el denso espacio de la fatal despedida.
Nada ha sido en vano, han muerto los hijos, ha
renacido la Patria, la tierra recobró su esencia.
Queda abierta la senda, están abiertas las venas
para insuflar la nueva sangre a la "Democracia".

¡Un grito terreno de alborozo, sonará allá en el
cielo, anunciando, a los que se han ido que ha
llegado, por su causa y por su sangre, la Libertad!

Raiza N. Jiménez excitando

23/05/2017/

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