viernes, 9 de enero de 2015

TRABAJO EPISTOLAR A DOS MANOS: HÉCTOR CEDIEL GUZMÁN Y RAIZA N. JIMÉNEZ, MISIVA No- 3







Misiva No.3

Héctor.-

Mi gaviota golondrina, mi incansable viajera:

No me pidas que abandone todos mis recuerdos, porque tu mejor que ninguna enamorada, sabe que es imposible borrar nombres e imágenes de la memoria. Deja que sea la brisa del tiempo, la que se encargue poco a poco de extinguir las llamas, de reducirlas a brasas y de esparcir las cenizas de los recuerdos cremados.

Raiza.-

Como siempre me acosan las dudas amado mío, pero contestaré cerrando los ojos y danzando con el eco de tu verbo que me embriaga y me hace perder el sentido de la realidad. Pensaré que has escrito para mí, la eterna viajera de las estrellas y las frágiles alas…

Nunca osaría pedirte que mueras antes de morir y borrar de tu alma las huellas del amor y el desamor que has vivido. Sería borrar tu historia, es borrarte la vida, es matarte en vida. No te pido que olvides, sólo te pido que me recuerdes, que entiendas que existo y sufro tu abandono de lejanías. Temo que tanto abandono apague las llamas de mis entrañas y muera hecha cenizas inservibles y olvidadas.

Héctor.-
Ámame que amando, nacen los versos para las nuevas canciones. Ámeme con pasión de los versos hechiceros que nacen en las noches, en las que la luna se hace sol de medianoche, o como en los días, en los que los rayos del sol se convierten en luz ígnea, como el escarlata de los besos, o ese apasionado carmín impetuoso de la sangre.

Raiza.-
Te amo, te amo tanto, que no sé si decir te amo, es suficiente para nombrar el sentimiento que me embarga cuando pienso en ti y me bebo de tus sonrisas, el elíxir de tus besos.

Héctor.-
Mi gaviota golondrina, mi animalota de vuelo: Solo mueren los amores náufragos, aquellos que no saben volar, los que nunca quisieron aprender a volar. Para amarte como te estoy queriendo, solo se necesitan dos: Y yo estoy muy seguro del sentir de mis sentimientos. Sé que para vivir un nuevo amor, hay que aprender a olvidar y a perdonar. No tiene sentido construir sobre despojos, o intentar ignorar realidades, mintiéndole al corazón, si no actuamos con una actitud misericordiosa y positiva. La envidia, amor mío, siempre intentará separar a esos a mores huérfanos, cuando se encuentran o se dan. Simplemente se dan sin explicaciones, ni justificaciones… gracias a esos aromas naturales… a esos fluidos… a esa química que capta y descifran los sentidos. 

Raiza.-
Dos somos los dos, pero tu hambruna dislocada no se conforma con amar a su corazón quiere torturar al mío, poniendo el suyo en oferta, a otros corazones. No dudo de mis sentires  y lo he expresado ante todos mis amados y siempre surge la gran pregunta: tú lo amas  y él a ti??? No lo sé, porque me niega. Esta mentira me la digo yo que conozco el amor cuando lo veo y sé que lo que siento no necesita de pruebas y  declaraciones. Te he amado sobre el chisme, las envidias, las carencias y las mentiras. Así te he amado y   te sigo amando, sin saber cómo, pero es así.

No me importan los demás, me importa tu disposición y compromiso ante ti y frente a mí. Tampoco me preguntes, cómo llegué a quererte, porque no lo sé, el viento fragante de tus versos me llevó a tus brazos y sentí que había  pertenecido a ellos por la eternidad. Nunca quise apartarme, quería morir  abrazada a ti y que esto fuera lo último que mi cuerpo sintiera.

Héctor.-
Te amo, conchita de nácar. Amo tu sabor a sirena, a fruto marino. Me fascina ver como ondean tus cabellos, cual crin de yegua de mar. Amo esa mirada a desvelo amoroso, a pasional hastío. No permitas jamás que el celo, empañe esa mirada hermosa de mujer enamorada. No le permitas a la inseguridad que nos robe, ni un minuto de sosiego, porque sé que carece de ese instinto murte o de persona malévola. Cuando sientas que es imposible ocultar una lágrima, dime que cayó una roquita de humo en tus ojos.

Raiza.-
No tanto como yo a ti, mi sol amado. El sólo recuerdo de tus sonrisas hace temblar mi cuerpo anhelante de tus besos. Me he preguntado cómo pudo sucederme, si no estaba preparada para amar tanto, sin morir de dolor. Pues, la roca está cayendo, mi amor, porque no cesan mis ojos de alimentar al mar…Qué quieres que sienta???  Quiero hablarte y no te veo, quiero verte y no estás en ninguna parte y en todas te escucho. Mi cuerpo ya no resiste la pena, por tanta soledad de ti.

Héctor.-

Sé que así pase todo el tiempo del tiempo, jamás podrás borrar mi nombre de tu corazón. Que tristes son esas noches en las que amanecemos esperando, un amor que más nunca volverá. Cuando el Gran amor de nuestra vida se va, la tristeza y la soledad, se confunden un mismo y eterno abrazo.

Raiza.-
Tú lo sabes y yo también, pero duele y lacera la carne ese sufrimiento, no quiero olvidarte lo que quiero es amarte, mi cielo, amarte con todas las fuerzas que me quedan para amar. Sé que nunca te irás de mi alma porque nunca te has ido, has vivido allí por las eras, aunque ni tu ni yo lo supiéramos. Por eso, mi eterno abrazo es para ese amor que para mí es el AMOR.

Héctor.-
Soy un canalla. A veces me siento como una escoria murte. Lo peor de lo peor. Yerba mala a la que ningún corazón de debió permitir echar raíz, porque nadie genera más daño, que aquel que ama para olvidar.

Raiza.-
No sé lo que quieres simular ser y de qué huyes, pero igual, no me interesa, sólo me ocupa de ti tu amor. El remedio para esos males, dicen los poetas que es el amor….amémonos entonces, alma mía, hasta la eternidad.

Héctor.-

Martirízame con tu recuerdo. Destrózame. No permitas que pueda descansar en paz. Merezco todo el dolor que puedas generarme, todo tu odio, todo tu desprecio.
Cuando se llora por desamor, dicen que sube de nivel el mar, sus aguas se hacen más saladas y las lágrimas se hacen nimbos o nubes densas.

Raiza.-
Martirizada estoy por el tuyo, no caben en este cuerpo las fuerzas para hacer lo mismo contigo. Destrozada estoy de tanto llanto, al saber que de mi te alejas sin darme una justa explicación. ! Que dolor siento en mi alma, Dios mío! No me alcanzan las fuerzas para ver otro amanecer sin ti.
¿Y me pides más martirios?  ¿Acaso no es suficiente con el mío?

Héctor.-
Te llevo en mi corazón. Quedo en espera de tu misiva
Héctor
Bogotá, Enero 2015

Raiza.-

Yo te llevo conmigo a donde me indique Dios, que es el único que sabe cuándo me iré contigo en mi alma y para siempre.


Tulsa, 05/01/2015

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