viernes, 13 de octubre de 2017

MECANISMOS DESENCADENANTES DE “ESTRÉS”



                                                               
Por:Raiza N. Jiménez.

Comenzáremos intentando darle un significado, más o menos aceptable, a lo que comúnmente llamamos estrés; una dolencia humana que aglutina un sinnúmero de síntomas que no pueden ser resumidos en una sola patología. Lo que si sabemos, es que el estrés, es una afección de origen biopsicosocial  que, en su curso, puede degenerar en múltiples males o enfermedades de orden orgánico o somático.

Es muy difícil plantearse una definición del estrés, como término psicológico. Más bien, podemos hablar e identificar una serie de síntomas y/o conductas que asoman la posibilidad de que, el individuo esté viviendo una crisis causada por elementos externos que, se internalizan y causan malestar o en su defecto, que estés sufiendo todo eso  que llamamos estrés.

Es decir, que el sujeto puede sufrir de manera inesperada un estado de desequilibrio causado por múltiples factores que inciden negativamente, en su bienestar y  su conducta.

Por otra parte, no se puede asegurar que el estrés sea un trastorno nocivo, hasta tanto, no se presenten las secuelas de su padecimiento. No obstante, su asidua presencia puede degenerar en trastornos severos, que explicaremos más adelante.

Ahora bien, todos hablan de estrés, aun cuando no sepan todas las características de este padecimiento. Se sabe  que el organismo presenta manifestación de molestia, que no son deseables ni tampoco, comunes, hasta ese momento. Por ello, a medida que el malestar se va haciendo más continuo y molesto, la gente comienza dar señales de preocupación y a quejarse, por los malestares y por los síntomas que sufren.

En importante señalar, como veremos luego, que para qué el estrés se genere tiene que haber una predisposición orgánica a sufrirlo. También, es cierto que,  en algunos casos, se presenta a consecuencia de traumas inesperados, para los cuales no existen mecanismos de defensas estructurados  y se hace más difícil manejarlo. Con estos casos, pueden presentarse crisis momentáneas, caracterizadas por episodio de histeria.

Cabe indicar, por otro lado, que se puede, no obstante, hacer un intento por enumerar algunas fases para identificar la aparición de las crisis de estrés. Lo intentaremos, a sabiendas de que cada caso es único, aunque prevalezcan síntomas parecidos o comunes en otros sujetos que han padecido estrés.

I.- ALGUNAS ETAPAS QUE HEMOS IDENTIFICADO.-

1.- La primera etapa podría ser el momento en que la persona comienza a sentir tensión muscular en su cuerpo, algunas veces, acompañada de tensión dolorosa y calambres. El cuerpo avisa, habla, dice que algo no está bien. 

2.- La segunda etapa consiste en la aparición de estados de angustia, fatiga, aburrimiento, desconcentración y cansancio. En este período, que puede presentarse conjuntamente con el primero y sumar las dolencias, puede darse la negación,  un estadio  que consiste en que el sujeto aun sufriendo de todo lo anterior, busca excusas para no enfrentar su dolencia y se resiste a llamar el padecimiento por su nombre.

3.-La tercera fase, es crítica por que los síntomas han tomado cuerpo y ya no se pueden ocultar. En tales casos, la persona puede presentar un severo cuadro de migrañas, insomnio, pesadillas, artritis, ulceras, afección en diversos órganos, tensión arterial y muscular y un gran etcétera. No se puede predecir el tipo de enfermedad o gravedad que puede sufrir una persona sometida a estrés continuo, pero es de esperar que, cualquier tipo de dolencia severa pueda apoderarse de un organismo debilitado por la presencia del estrés agudo.    
  





II.- NORMAS MOLDEAN NUESTRAS FORMAS DE ACTUAR.-

El desequilibrio es, en sí, una alteración del contacto consigo mismo y con otros y, se origina en un mal manejo de la energía, por parte del sujeto - individuo- lo cual se  manifiesta en una conducta inadecuada.  Así visto, este proceso, implica la polaridad siempre presente en todos los mecanismos homeostáticos del hombre. Por consiguiente, la expresión de una energía que se dispersa en dos vertientes: deseos de vivir y deseos de morir. Algunas veces, se extiende a los deseos de recuperar el equilibrio perdido. En los casos más severos de depresión, puede ocurrir hasta la muerte como producto de complicaciones secundarias.

Se ha dicho reiteradamente, que el nivel de “stress” (o estrés, en castellano) tiene que ver mucho con el desequilibrio psíquico del individuo. En este sentido, nos señala Manuel Barroso, en “Auto-estima, Ecología y Catástrofe”- lo siguiente: “…Lo que sí es cierto es que el stress es una respuesta del organismo a lo que viene de afuera”.1

Por su parte, el investigador conductual, Eugene Kennedy afirma:

“...Es stressante estar vivo, amar, estar disgustado, aplazar cosas y hacer algunas de las innumerables cosas que, conforman la sustancia de habilitar la situación humana”.  (“Vivir con los problemas cotidianos”).2

El problema consiste, en que muy pocos seres humanos están psíquicamente preparados para responder eficazmente, ante situaciones estresantes, aunque, justamente, la vida misma y el ambiente son un continuo semillero donde se cultiva el estrés.

Decíamos que el estrés, siempre va a estar presente, en menor o mayor intensidad, en los individuos. Pero, lo que  también, es cierto, es que no a todos, afecta por igual. El nivel de estrés puede lesionar a diferentes organismos en diferentes formas, lo que va a hacer la diferencia es el nivel de introyección de las normas sociales y de la adaptación del individuo ante los mensajes de su medio. La capacidad de adaptación y/o la habilidad de poner en práctica un proceso de resiliencias de sus potencialidades, juega un papel fundamental en la salud o enfermedad del individuo.

En efecto, dice Manuel Barroso (1987) en la obra ya citada: “...el manejo adecuado del estrés dependerá de las condiciones reales del organismo, su preparación, su capacidad de adaptación y, sobre todo del desarrollo de su autoestima”.3

Otros especialistas, Simonton y Mattheuws, citado por el propio Barroso, indican que hay ciertos procesos psicológicos operando en los cuadros de “stress” a saber: 4

a) Experiencias en la temprana infancia (dolorosas, introyección de normas inadecuadas.

b) Influencia constante de eventos estresantes (muertes, perdidas de personas queridas.

c) Los mecanismos de enfrentamientos no son adecuados (normas de actuaciones, roles.

d) Inhabilidad para cambiar las reglas (impotencia, incapacidad).

e) Evitación del problema (poner distancia entre el yo y el problema.

En tal sentido, tomando en cuenta lo señalado por los especialistas antes mencionados,  es indudable que, todo lo que nos rodea: palabras, eventos, circunstancias, sucesos, etc… no es ajeno al individuo y penetra en él, vía sentidos, vía percepción.

Se ha dicho, de diferentes maneras, en los espacios dedicados a la prevención de la salud que, en la capacidad de transformación y balance que posea el individuo descansa de alguna forma el éxito de su salud. Así mismo, que esta va a depender, en gran medida, del uso positivo (creativo) o negativo (degenerativo) que él haga de esas percepciones o simbolizaciones.  Sus respuestas o contactos creativos o no, están en línea directa con la autoimagen que el hombre o la mujer tienen de sí mismos, tomadas o asimiladas de su ambiente cultural, como tal.

Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que la mayoría de los cuadros “estresantes” se presentan cuando el individuo es sometido a frustraciones, conflictos y presiones. Muchas, o la mayoría de las veces, son situaciones novedosas, para las cuales el sujeto no ha creado defensas y no puede adaptarse o defenderse de las situaciones que le son lesivas.

Por ejemplo, los cuadros donde toma cuerpo la frustración ocurren cuando los esfuerzos del individuo por alcanzar las metas que se ha propuesto, se ven entorpecidos, bien sea por factores exógenos como endógenos. Estos tipos de experiencias dan como resultado una serie de conflictos que están relacionados con la escogencia que se haga, bien sea entre la satisfacción de necesidades inmediatas o metas a más largo plazo. Usualmente, la escogencia entre una u otra alternativa produce, así mismo, frustración. Por tener que dejar alguna de las posibles opciones previstas y/o cambiarla por otra.

De hecho, el estrés, como veníamos diciendo, no sólo ocurre por frustración o conflictos de intereses, sino por presiones tales como las que surgen cuando el individuo es impulsado a alcanzar metas u objetivos, que corresponden al área de interés del entorno, más que a él.

El grado de estrés en todo caso, se relaciona o depende en mucho, de los recursos con que cuente el individuo, para luchar o hacer frente al desequilibrio causado por situaciones que le causan  estrés. A continuación les presentamos un cuadro con algunas de las expresiones de estrés y sus manifestaciones.

Frecuentemente, la cultura provee a través de rituales, el soporte para manejar el estrés.  Así encontramos, los rituales mágico religiosos y todos los rituales utilizados por las diferentes organizaciones con las cuales el individuo entra en contacto, a manera de aliviar el estrés que originan las demandas que la sociedad ejerce sobre él y que en muchos casos, son superiores a lo que es capaz de soportar, o simplemente, no son de su interés en absoluto, pero corresponden a algún tipo de conducta esperada por su cultura o por la familia.

Esta conducta introyectada por los miembros o por la cultura la llamamos norma.

III.- LAS NORMAS Y EL EQUILIBRIO DEL INDIVIDUO.-

“La expresión Norma Cultural parece insinuar que la conducta humana no se limita a suceder sino que, se manifiesta dentro de una estructura o configuración donde adquieren distinto realce los diversos temas culturales”, Jay Rumney y S. Maier (“Sociología”).6

La Norma es el producto o resultado de la interacción de los individuos con el grupo con el cual comparte  intereses comunes.  Se podría decir también, que las Normas son la forma de cómo un grupo determinado comunica sus valores, intereses, símbolos, actitudes, sentimientos, pensamientos y acciones.

Una vez establecida, la norma se hace obligatoria para los miembros del grupo.  Al respecto, León Mann plantea en “Elemento de Psicología Social” que: “las Normas de grupos se inculcan mediante variedad de presiones -formales a informales- trasmitidas a través de los miembros”.7

El cumplimiento de la norma implica aceptación, pertenencia, vinculación; su violación, implica sanción, presión, descalificación.

Cabe aducir que, según, Goffman en “Relaciones en Público: Las normas o reglas afectan al individuo de dos formas diferentes como obligación que le lleva a prever con razón, que éstos van a hacer… algo en relación con él”.  Así “…la conducta que se mantenga dentro de los límites de la eficacia se considerará como normal, pero aquella que se exceda, se tendrá por ridícula o con frecuencia reprensible”.8

De esto podemos inferir que, toda conducta que se mantenga dentro de la pauta o norma establecida socialmente, se le considera normal. 

Así, entonces, toda la vida del individuo está repleta de normas que, indudablemente y, a lo largo de su existencia, repercuten en su hacer y en su estar.  Las normas cubren prácticamente todas las actividades conscientes e inconscientes del hombre, desde que nace hasta que muere.
Ahora bien, pasearnos por cuadros de insatisfacción, es necesario, para acercarnos al mal del estrés, ya que el ser humano edifica respuesta cónsonas al problema que él redefine como suyo o cómo 'un problema difícil de abordar y resolver'.


Acá, es necesario señalar que, cada individuo es un mundo, un sistema individual pero interrelacionado con los otros y con el ambiente. Por ello, no todas las situaciones afectan de la misma forma o intensidad a los diferentes sujetos. Sin embargo, se ha notado que las situaciones nuevas o imprevistas generan mayor grado de inconfor y  ansiedad, por la falta de familiaridad con las mismas. Así, podríamos señalar que, todo cambio, por mínimo que sea,  en la vida  de una persona puede ocasionarle angustia o ansiedad, en fin, estrés, por cuanto siempre será un reto a enfrentar. 


Las manifestaciones de síntomas producidos por el  estrés pueden ser de diferentes tipos, en el cuadro anterior, hemos señalado algunos efectos fisiológicos, emocionales y conductuales que pueden sufrir los sujetos que padecen de estrés. 


Vale aclarar que, en los tiempos que vivimos las demandas y cambios que se dan en la cultura, ocurren con gran velocidad y, de esa manera, las demandas de respuesta corren la misma suerte. ¿Qué pasa con el individuo frente a este fenómeno? Pues bien, muchas veces, no está preparado para hacerle frente a la novedad y a los cambios  estructurales que tiene que asumir y se enferma, a causa de la ansiedad que le provoca el sentirse inefectivo ante las novedosas e inesperadas situaciones. 


En este punto, es relevante acotar lo siguiente: todo sujeto activo está expuesto a demandas, sencillas o complejas. Tal estado o proceso proviene del mismo acto de vivir. Así mismo, de las aspiraciones y/o metas que cada uno se trace. Una persona que asuma un alto nivel de exigencia y de aspiración, es de suponerse, viva con alto nivel de exigencias. Por lo tanto, es de esperar que, también, conviva con cierto grado de estrés. El problema se presenta con los grados de estrés y la capacidad desarrollada para manejar los imprevistos de una forma equilibrada. Como señalamos anteriormente, un sujeto dotado de elementos emocionales, físicos y materiales tendrá más oportunidades de resolver sus crisis de estrés.


Ciertamente, las elevadas aspiraciones traen aparejadas una capacidad de planificación y acción, acelerada y constante. Los resultados planificados o esperados requieren de trabajo y equilibrio, para un buen desenlace. De hecho, es bueno tener pendiente que, una vida con elevados niveles de aspiración puede aderezarse con agotamiento, fatiga crónica, depresión y otras manifestaciones comunes del estrés. Por ello, no nos cansamos de insistir de manera preventiva en el hecho de que cada sujeto, tiene como deber y tarea primordial cuidar de su salud, al instante de comenzar a sentir malestares y desequilibrios que le impiden su bienestar y felicidad. 


Ahora bien, aun cuando cada sujeto posee de manera natural, formas para manejar sus dolencias, es común, que no lo sepa, caiga en estados depresivos fuertes y enferme de variadas dolencias. Todo ello,  a causa del estrés, que no reconoce o no le pone la suficiente atención, pero que está allí y se manifestará y afectará su desenvolvimiento normal en cualquier momento.
En vista de que cada individuo, es un mundo orgánico, en lo que se refiere a su conformación biológica y genética, unos propenderán a enfermarse con dolencias pasajeras, son los que tienen una alta tolerancia al estrés. Esa tolerancia es heredada genéticamente, adquirida por seguir patrones de conductas aprendidos de sus mayores o en su defecto por haber recibido entrenamiento académico o ayuda profesional en técnicas de crecimiento personal, tendientes a solventar problemas de orden biológico, psicológico, laboral o económico. Otros, padecerán dolencias crónicas, son la mayoría y, desarrollan capacidades para soportar estoicamente, dolencias severas, "hasta que el cuerpo aguante". Estas personas, han heredado una "alta tolerancia al estrés". Se puede decir que, tal condición, no los previene de alguna dolencia a consecuencia de su desatención. Cualquier ser humano es susceptible de padecer algún síntoma de estrés



Por consiguiente, esas normas moldean lo que será su forma de actuar en el escenario que le corresponda actuar y, por ende, su actuación acorde a la norma, posiblemente, le generará el sentimiento de seguridad, satisfacción y el apego necesario, para el cabal funcionamiento, como hombre integrado socialmente a su grupo familiar, social y etario.

IV.- ALGUNAS CONSIDERACIONES FRENTE AL ESTRÉS. -

Hay que decir que la vida moderna, llena de cambios y demandas bruscas, como está,  contribuye en forma letal a la aparición de estados estresantes. La presión, no permite elaborar defensas articuladas y rápidas, para evitar los embates de los retos que se presentan a diario. Tal condición, de ajuste, muchas veces, no se logra con la eficacia necesaria y a consecuencia de ello surgen las frustraciones y los estados complejos que, pueden conducir a estados de depresión. 


V.- CÓMO MANEJAR LOS EPISODIOS ESTRESANTES.-

Hay que comenzar diciendo que el estrés, es inmanente al ser humano, siempre ha habido personas estresadas, no hay un solo motivo o tiempo, para estar estresado. Como ya hemos dicho más arriba, todos los seres humanos en algún momento de nuestras vidas padecemos de estrés. Es casi normal que, en momentos de cambios nos sintamos angustiados o enrarecidos, por tener que hacerle frente a cualquier nuevo desafío.  Es un comportamiento normal ante situaciones novedosas. Sin embargo, si el malestar ante tal dicha situación se prolonga podemos reaccionar enfermando emocional o físicamente. De allí, la importancia de aprender dos cosas fundamentales: Primero: si estás vivo va a tener que sortear todas las situación de la vida. Segundo: Puede enfrentar de manera adecuada las situaciones que le producen estrés aprendiendo a reconocerlas y aprendiendo mecanismos y técnicas para aliviar el estrés. Por otro lado, entender que no existen fórmulas mágicas y que todo depende del interés y compromiso de la persona con su bienestar.

VI.-MECANISMO O TÉCNICAS PARA ALIVIAR EL ESTRÉS.-
*Primero y principal, reconocer que se está estresado/a. En este sentido, el cuadro que le suministramos le puede orientar para identificar síntomas y situaciones. Tener presente que si se siente tensa/so, hay algo para revisar.
*En este punto es bueno señalar ciertos aspectos que hemos encontrado en las personas que sufren estrés. Tales como: comer en exceso  y por lo regular, consumir alimentos que sólo amplían la posibilidad de aumentar el estrés, harinas, dulces, licores, chucherías.
*Fumar o drogarse, esto no alivia el estrés, quizás por unos momentos ayude al sujeto a evadir situaciones que, se harán más críticas por el consumo de elementos tóxicos en el organismo. Esto,  sólo contribuye a acrecentar las situaciones de malestar y tornarlas más críticas, amén de los efectos secundarios que, pueden causar en las eventualidades de la vida.
*La evasión mediante descansos prolongados o el hecho de no descansar. Así mismo, buscar alivio pasajero en los juegos de azar.
Todo lo enumerado, como hemos dicho, tiende a proporcionar alivio momentáneo y si no se atiende debidamente, el padecimiento puede empeorar.
VII.- ¿QUÉ PUEDE HACER UNA PERSONA ESTRESADA?
1.- Aceptar que padece estrés y enumerar las situaciones que le están estresando y tomar conciencia de las qué puede mejorar usted mismo. En tal sentido, comience haciendo una lista de cuáles son las situaciones que se escapan de su dominio. Tener en cuenta que existen momentos en los que, lo que pasa en su entorno, a pesar de afectarlo, la solución no depende de usted. Aceptar que eso que lo afecta, es de otros dominios, no del suyo.
2.- Reconocer sus fortalezas y debilidades para enfrentar la situación que lo afecta.-
3.- Buscar ayuda especializada, los amigos pueden consolarlo, pero no son expertos en los que Usted padece.
4.- Entender que las curas mágicas no existen, que es necesaria su participación consciente, su compromiso y disposición, para lograr los cambios.
5.- Evitar en lo posible ser testigo o protagonista de situaciones que lo afecte. Por ejemplo, discusiones familiares, laborales, callejeras. Si eso lo molesta aléjese.
6.- Busque formas que le ayuden a dejar el estrés en la vía. Camine, haga ejercicio, escuche la música que le guste, lea algo agradable o interesante. Sea constante con el ejercicio físico, mantenga una rutina, su rutina y, no se haga trampas.
7.-Ocúpese en actividades que le proporcionen alegría, paz y bienestar. Es importante que, en esos momentos de fatiga, emprenda cosas que lo distraigan, algo que usted disfrute, así sea solo. Tómese ese momento para usted. Háblele a su ser, es posible que necesite conocerse más. Recuerde que nunca es tarde para retomar una vieja idea que se quedó en el camino, pero que regresa con tristeza cada cierto tiempo. Tenga en cuenta que la misma se puede retomar o cerrar con una despedida consciente.
8. Borre de su mente el “no se puede” anticipado y paralizante que lo daña. Cambie el mensaje por un sí se puede o lo voy a intentar, con sinceridad y valentía, esta vez. Hágalo, puede ser que en el camino se percate de que no era lo que quería y cambie la ruta con una decisión realista.
9.- Hágase esta pregunta: ¿Cómo estoy de involucrado/a con mis seres queridos y con mis afectos más cercanos? Recuerde que de allí nace su estructura emocional y cualquier separación de la matriz o conflicto abierto, causará  dolor y efectos negativos en su salud. Resuelva, tenga en mente que una despedida consciente lo llevará a cerrar una herida o molestia que carga con Usted y, no sanará, hasta que lo decida.
10.- Tener presente que, la toma de decisiones es un arte, que se aprende. Usualmente, no sabemos decir que No o que Sí  y, no queremos involucrarnos en una negación o en una afirmación que nos compromete. Pues, muchas veces, sin pensarlo decimos Si o decimos No. El problema es que sin quererlo nos metemos en situaciones estresantes por no haber sabido que decir el Si o el No que corresponde. La mayoría de la ocasiones, tal conducta nos acarrea más problemas que beneficios. Por ello, sugerimos que se tome su tiempo para contestar a la demanda de terceros. Esto práctica le ayudará a sincerarse con sus deseos reales. Decir No, cuando no queremos decir Si, es saludables y viceversa.
11.- Introducir los elementos espirituales, es una necesidad emocional, para todo ser humano, aún para aquellos que se proclaman incrédulos o ateos ante cualquier nexo que los acerque a la creencia de que, existe un espíritu en cada ser humano, puede convertirse en un elemento necesario, para la práctica de valores que nos hacen acreedores de una vida más sana. Comprender ese milagro, ayudará en la forma cómo tratamos a nuestro ser, cómo tratamos a nuestra humanidad. En este punto, es bueno aclarar que, la espiritualidad no es religión, aunque, muchas veces, se le confunde. La espiritualidad es esa capacidad de los seres vivos de entrar en contacto con lo inefable y poder, desde allí, cuidar de su cuerpo y su alma, es decir, respetar y amar a su ser interno. Debo aclarar acá, para los que suelen confundir espiritualidad con religión, que somos seres espirituales y tenemos un espíritu que nos es propio. Ese espíritu reclama su lugar y nuestro reconocimiento en este cuerpo carnal. Estar en paz con aquello que no vemos, pero que sentimos, en el acto de vivir, nos ayuda en nuestro equilibrio terrenal.   
VIII.- RECUPERAR EL EQUILIBRIO HOMEOSTÁSICO.-
No hay tratamientos infalibles, pero hay algunas prácticas que, por experiencias positivas con pacientes, nos atrevemos a sugerir.-
1.-Existen diversas técnicas y disciplinas que ayudan en este proceso. Los masajes terapéuticos, práctica de yoga, kung fu, karate, bailoterapia, taichí, gimnasia, saunas,  baile, caminatas, deportes  y, un extenso número de actividades que, hoy en día, se ofrecen hasta sin costo. No podemos dejar de mencionar a un gran impulsor de la salud, como lo es  la meditación, en sus diversas modalidades, se ha comprobado que la meditación con intención y constancia, es un gran aliado del equilibrio y la salud física, mental y espiritual. 
2.- El descanso es fundamental en el tratamiento del estrés, dormir por lo menos ocho horas, es necesario, para recuperar el equilibrio  de las funciones orgánicas.
3.- Cuerpo sano; mente sana. La alimentación es una de las constantes en la buena salud. Así, una dieta balanceada puede ayudar a construir una buena salud. Alejarse de los consumos extremos de cualquier alimento contribuye a mejorar la armonía del cuerpo y de la mente. Los hábitos alimenticios son cardinales, comer alimentos ricos en fibra y de los grupos especificados por los nutricionistas, es necesario. No significa privarse de los  alimentos que le agradan, es sencillamente, balancear su consumo.
4.-La meditación en el marco del desarrollo espiritual, es también, una buena  herramienta sanadora ya que ayuda a recobrar el equilibrio en todos los sentidos. 
IX.- REFLEXIONES FINALES.-
La nueva Era está tocando las puertas de la conciencia y e lcorazón de los hombres.La inquietudes del ser humano de hoy apuntan hacia  la consolidación de una postura holística, la cual visualiza al hombre como un totalidad que vive en interrelación contante con su entorno.Este hombre ha empezado  a entender que sus trastornos o enfermedades en cada un de las esferas que integran su ser. Esta nueva dimensión en torno a la salud y enfermedad ha contribuido a cambiar la idea de un enfermo pasivo y una sanador activo. Actualmente, se entiende una relación recíproca donde tanto el sanador como el enfermo se afectan mutuamente en sus acciones. La búsqueda de fórmulas sanadoras se conciben dentro de una lógica de sentido integral y equilibrada.
En este sentido, de lo que se trata es de devolver al enfermo el poder sobre su mente y su cuerpo. Así mismo,  de restituirle  a través de un proceso de toma de conciencia, la capacidad de intervenir activamente en su curación.
Dentro de esa perspectiva, se plantea la necesidad de utilizar enfoques alternativos, como lo son las prácticas de meditación, que contemplan ejercicios respiratorios y de relajación, como elementos fundamentales, para crear una plataforma preventiva y sanadora. De allí que, surja la necesidad de iniciar un estudio más profundo de los elementos productores de estrés, a los fines de consolidar un enfoque unitario de salud integral.
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X.- REFERENCIAS.-


1.-Barroso Manuel: Autoestima Ecología O Catástrofe:  de  Editorial Galac, 1998 - 508 páginas .

: Living With Everyday Problems,Thomas More Press, 1974 - Body, Mind & Spirit - 117 pages.

3.-Martínez, E., y Díaz, D.Una aproximación psicosocial al estrés escolar. Educación y Educadores,(2007.
4.-CAMMANY, R. Y ALTARRIBA, F.X. El Estrés. Barcelona. TISA, La Vanguardia. (1989)
5.-JIMÉNEZ Raiza N: La Práctica Meditativa y La Salud. Caracas, Editorial Panapo.1997,Págs.97.
6.- ________: El Poder Curativo de los Chakras. Caracas, Editorial Panapo. 1999, Págs.99.

7.- McKAY, M., DAVIS M. Y FANNING, P. Técnicas cognitivas para el tratamiento del estrés Barcelona. Ed. Martínez Roca. (1985)


8.-LABRADOR, F.J. El estrés. Nuevas técnicas para su control. Madrid. Ediciones Temas Hoy. (1992)


9.- LAZARUS, R.S. Y FOLKMAN S. Estrés y procesos cognitivos. Barcelona. Ed. Martínez Roca. (1986) 

10.-TURCOTTE, P.R. : Estrés, salud y calidad de vida: Influencia de la dimensión.México. Ed. Trillas (1986)


  

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