lunes, 26 de enero de 2015

LA MUERTE COMO SUJETO DE EPITAFIOS (LA CONTEMPLACIÓN DEIFICADA)


                                                                                                   Autor: Héctor Cediel Guzmán.-

CUNEGO-HAMILTON (1764): Andrómaca llorando la muerte de Héctor, grabado. New Haven: Yale Center for British Art; foto:Yale. En: OCKMAN (1993
                                                                                                        

Hablar de la muerte, es hablar del amor, de la vida. De esa vida que nos dieron en custodia y que en cualquier momento se nos va. He leído por casualidad, al investigar algunas fuentes, al Doctor Orlando Mejía Rivera, quien es uno de los literatos exitosos, por su devoción tranquila y estremecedora, por las letras, sin buscar el éxito por los caminos tradicionales, porque creyó en sí mismo, en su entrega y trabajo riguroso, y creyó que solo hay que ayudarle un poquito a ese destino, que es un buen cancerbero. El doctor Mejía, además, posee una rica experiencia, trabajando durante 10 años con enfermos terminales.

Mi pretensión no es incursionar en un tratado de tanatología, sino especular sobre el hermoso arte del bien morir, como consecuencia o fruto, de un buen vivir, o sea, vivir bien para morir bien. No es fácil aprender a morir, pero acaso, fue fácil, ¿Aprender a vivir?

Muchos “viven” para no pasar de incognitos por la vida. Todas las vidas, son novelas decantadas por el tiempo.Debemos cagarnos en la noticia, del hermano morir tenemos, como lo dicen los cartujos, y lo recrea Octavio Amórtegui en unos de sus textos. Odio las citas, pero le agradezco a Rilke, Dante, Virgilio, Rene Char, la Storni, Neruda, Borges, La mistral, Cernuda, Julia de Burgos, Octavio Paz, Rubén Darío y sobre todo a Juan Manuel Roca por esa maravillosa antología de poetas suicidas. Los cito, porque sé que al leerlos, no tengo necesidad de buscar demasiado o citar referencias, porque mucho de sus imágenes, queda dentro de nosotros. Todas estas lecturas le aportan a los arquetipos colectivos que enriquecen al conocimiento de la humanidad, son los archivos del genotipo humano, sin importar si los llamamos archivos akasicos o cultura general…

Me interesa rescatar el poder de curación de las palabras. Que el enfermo terminal no se vea como un esclavo sumiso e indefenso, ante una medicina deshumanizada, insensible, robotizada y sobre todo: Muda.

La poesía nos permite conocer, sentir, vivir y hasta disfrutar de la muerte. La sociedad le tiene miedo a esta temática, pero como pésimo suicida, conozco la magia del ritual, de las ceremonias en la soledad, lo que es descender hasta el culo de la inmunda y por eso, dudo que sea un privilegio de Esquilo, el esconder el gran secreto de o sobre la muerte. Hablar sobre la muerte, no es perder el tiempo, porque nos enseña a vivir con mejor calidad de vida, con razones o por qués…

No somos Orfeos para rescatar a nuestras amadas Eurídices, de la muerte; ni tenemos que descender a los infiernos para entenderla. Los poetas son chamanes que utilizan a sus versos como instrumentos que les permita viajar hasta el alma de sus avernos y cantarnos sus experiencias. Creo que debe de ser mágico, el poder viajar por ese mundo de los muertos. Es una soberbia necedad el intentar inmortalizarnos, confiando en los avances de la ciencia. Como todo lo que nace, debemos morir. Por eso, pensar y hablar de la muerte, debe de ser natural y no un tema arcaico o vedado.
Así como Caronte conducía a los griegos muertos, un texto o una carta oportuna, nos puede ayudar a comprender y a bien morir. Hemos estigmatizado a la muerte. La religión nos ha hecho un daño inimaginado, al atemorizarnos con demonios e infiernos, inventados.

El esqueleto con guadaña es inventado en los siglos XVIII y XIX, así como fue inventado el purgatorio y el demonio. La “bella muerte” es inventada por los románticos en el siglo XIX y es inmortalizada por esos “poetas malditos” que hoy solo serían muchachos inquietos u hombres perdedores, habitantes de inframundos… equivalentes a desechables o despojos humanos, desechos sociales… indeseables murtes…

Jamás el hombre ha sido más indolente ante la muerte masiva, como el contemporáneo. Vemos a diario muertos por los noticieros, pero nos aterra ver o conocer un cadáver. Por miedo, nos privamos de la sabiduría profunda de los moribundos. La hiperrealidad audiovisual de la alta tecnología, jamás superará a los verdaderos testimonios con los que nos enseña a vivir, la muerte. Más que la carroña de Baudelaire, me impresionaron las imágenes del holocausto nazi, de Biafra o las hambrunas africanas, de Vietnam o de nuestra violencia en Colombia, ilustrada en su libro por ex Monseñor Guzmán Campos… Todos nuestros orgullos terminaran en un hueco negro, dentro de una bóveda en donde seremos devorados por gusanos o fuego…donde los hermosos ojos se volverán dos túneles fétidos… el magno sexo encogido y los signos de descomposición maquillando la belleza.

La vida es una novela decantada por el tiempo. Un cuartico de hora, que se puede resumir en breves epitafios, ¿O serán lejanos quejidos de sus agonías? como:
“Esta noche escapémonos como los gitanos para dormir bajo las estrellas”
“Es fantástico escuchar lo que las leyendas dicen de mí”
“La vida es una comedia del absurdo surrealista tratada trágicamente”
“La inmortalidad crece trágicamente”
“Creaba versos como esparcía oleo irresponsablemente”
“Vivió temiendo escaso tiempo para morirse”
“Aquí donde estoy, hay más libertad de pensamiento”
“Escribió para que sus lectores olvidaran sus problemas”
“Vive el muerto. Calla el vivo”
“Aquí termina la historia de una negra bohemia”
“Silencio: Duerme un pensador”
“Por fin se va a enterar Dios, que yo existo”
“Murió sin prisa, porque siempre creyó vivir demasiado”
“Nada mejor que morir embriagado y bien comido, porque el camino es largo”
“Que felicidad poder morir bien sanito”
“Fue voz de pieles. Himalaya del erotismo.”
“No se molesten por mí. Aquí estoy”
“Disfruta de la vida. Aquí te espero”
“No sé qué voy a ser cuando sea cadáver”
“Quiso ser el Velásquez de la poesía”
“Regreso al principio y fin de todas las cosas”
“Morir es seguir viviendo, sin ver, ni amar.”
“Aquí yace desnudo de pudor”
“Aquí yace solita Solita”
“Su única universidad fue la vida y el trabajo”
“Hay que ahorrar para morir tranquilos Todos se avergonzaban de su profesión murte. Nadie asistió a su entierro”
“Un minuto de silencio y después: Rumbo al olvido”
“Si me quieres llevar, llévame pronto… y Dios le escuchó…”
“Se pudrió como muchas almas murtes, en vida…”
“¡Esta hembra era un hermoso ejemplar! Murió con una mano en la tristeza y otra en el amor…”
“Por su seguridad mental… es mejor no leer mis obras Murió creyendo que así nacería”
“Morir es apagar la luz y disfrutar de la larga noche…”
“Vivió predicando con su testimonio… al morir hizo lo mismo”
“Me encanta esta bóveda por su espacio y el silencio”
“No murió, aunque murió.”
“Marcó un antes y un después, como todos los grandes”
“Fue perfeccionista, hasta para morir bien muerto”
Es triste el destino y los finales de aquellos que terminan abandonados como animales viejos o enfermos o cual gloriosos barcos de guerra en tristes deshuesaderos…

La muerte nos habita el cuerpo, desde el nacimiento. De los cementerios clásicos que desaparecen, extraño los monumentos. Hoy los parques cementerios en las periferias de las ciudades, se confunden con los moteles, en donde los amantes se devoran a sus amadas, cual cuervos a la carroña. Hace tiempo que el cementerio dejo de verse como el lugar sagrado en donde se duerme. De esa lúgubre mortaja inventada en el siglo XVIII se ha saltado, al vestir con el mejor traje y a maquillar el cadáver con una sutil sonrisa, porque “no debe de haber muerto malo”… quizás por eso, una mujer nunca se suicida con arma de fuego, y prefiere las sobredosis… para verse bella después de muerta. Quizás la cultura mexicana es de las pocas que se ha atrevido a quitarle el antifaz a la muerte y a reírse de ella… porque recordar a los muertos debe ser motivo de fiesta…
Hasta la cremación es una solución práctica. Nos libera de las necias visitas al cementerio… del sentimiento de culpa por abandonar las tumbas…

Se me hizo curioso al visitar un palacio cerca a Madrid, “el pudridero” o sitio en donde se confina a la realeza, para ese grotesco espectáculo…como es el proceso de putrefacción, de descomposición. Curiosamente hemos aprendido a convivir con “los cadáveres humanos o muertos en vida”. Quizás para no sentir pánico o temor, deberíamos meditar como los budistas, al lado de cadáveres en descomposición. Hasta la muerte como terapia, en las cárceles o centros de adictos, podría ser una exitosa terapia de choque.

Es curioso ver como la vida, ha aprendido a coexistir con la muerte. Aunque es injusto, que no todos gocemos de la muerte que merecemos. Todos vivimos muriendo y renaciendo, y este ejercicio natural, nos debería enseñar a bien morir. Quizás más que la misma muerte, nos aterra, el olvido. El instinto de conservación, puede ser simplemente: miedo a la muerte. Hasta la sociedad de consumo es feliz aterrorizándonos, para vendernos seguros de muerte, no seguros de vida, para quienes nos aman y quedan en lista de espera.
Son 5 los pasos de los enfermos terminales: La Negación, la Ira, el Pacto, la Depresión y la Aceptación.
Mis padres murieron de cáncer. Mi amado cuñado, murió de cáncer, y cuando me sugirieron unos exámenes para descartar cáncer, recuerdo esos días de agobio, de dolor, esa necesidad de llorar, las náuseas y la depresión. Pienso que nos hemos enamorado demasiado de las vanidades del mundo, como lo canto Ferrat Sánchez. Como la democrática muerte nos depara un destino, al que ninguno de nosotros, logrará escapar, ¿porque no permitir que se coman los humanos, lo que se han de devorar, los gusanos? Como dice un dicho por ahí…

A veces pienso que Dios si es un ser… debe de parecer alzhéimer o debe de haber muerto… o sino, basta con observar al mundo, a su creación, o a un engendro murte. Admiro el sarcasmo de Quevedo, capaz de hacer reír a muchos moribundos en su época.

En la fase de pacto, imaginamos que nos curaremos. Confiamos en la ciencia, en las oraciones. La fe y la esperanza, se convierten en las mejores medicinas, porque hay que tener visión positiva frente a la muerte, hasta se llega a anhelar la muerte. Nos alejamos de las necedades y del hombre, y hasta elegimos vivir lejos de la vida. Hasta los románticos suicidas aman la muerte y lástima que se perdió esa hermosa costumbre, de suicidarse en el salto de Tequendama, equivalente a un Salto del ángel, en Venezuela, en donde los suicidas depositaban sus cartas de amor o de despedida, en “la piedra de los suicidas”.

Quizás muchos coincidimos con Baudelaire al no considerar un mundo diferente a este. Quien no se ha preguntado: ¿Por qué la muerte se lleva a las personas buenas y deja a seres mezquinos o escoria murte?

En la fase de aceptación, la melancolía es serena. Se comprende y se acepta a la muerte, como un viaje que nunca termina. Reflexionamos sobre la finitud y madura la aceptación. Al aceptar la muerte, todo se torna más poético. Adelantamos nuestros epitafios, conscientes que aquí, solo venimos a conocernos, que la vida es un préstamo, que el silencio es necesario y hasta admiramos la filosofía de nuestros ancestros. Aprovecho para anexar algunos epitafios, que formaron parte de un ejercicio creativo:

“Como los grandes ¡abdicó a todo, por amor!”
“Fue pastor de vientos, tempestades y volcanes”
“Nunca le perdonaré al amor, no haberme hecho saber que era amado, cuando lo fui.”
“Murió asesinado, creyendo que todo el mundo es bueno”
“Aquí estoy porque deje de imaginar”
“¡Que tranquila que es la vida aquí! La vida es un viaje. Aquí es la última estación. Ahora viaja sin cesar mi alma”
“Nada es real. Todo es fruto de la imaginación, hasta la muerte.”
“Dios juega a los dados. Mañana usted puede ser el ganador”
“Ahora le encuentro sentido a la vida”
“Qué bueno que es morirse uno sanito”
“Dije: Dios mío, has que crea en ti… y me llevó a conocerlo… por eso, estoy aquí”
“Vine a la tierra para vivir y aprender a morir”
“La vida debe de ser una dramaturgia social con temblor erótico”.
“El hambre engendró mis peores guerras”
“Enfrentó a la muerte con elegancia”
“Del polvo venimos y polvo seremos. El polvo es lo más importante en la vida.”
“No huya. La muerte corre demasiado.”
“Lo sorprendió la muerte, viendo pasar la vida”
“Es curioso. Estaba tranquilo. Mientras el sicario sudaba nerviosamente”
“Bailaba como los colores del viento”
“Jamás imagine, cuantas imágenes puede crear la tinta.”
“Bueno, eso de que también estoy muerto… es relativo”
“Al tiempo le pedía tiempo…hasta que se le agotó”
“Tenía la fisonomía de una hermosa bruja”
“Que poca imaginación la de la muerte. Murió de muerte natural”
“Se lo llevó la muerte, al olvido”
“Lo más importante aquí es tener paciencia y no aburrirse”
“Aquí yace otro error murte, engendrado por Dios”
“Los muertos recibimos más flores que los vivos, porque el remordimiento es más fuerte que la gratitud”

Muchos moribundos aunque ven un túnel de luz, intentan soñar sus propios sueños, recordando seres queridos que vienen a su encuentro, objetos de gran aprecio en la niñez…recuerdos con gran valor sentimental de sus infancias es como regresar…. Para morir con tranquilidad.
Este arte de bien morir nada tiene que ver con la “piadosa eutanasia”. Solo los buenos poetas, saben disfrutar de la muerte. La eutanasia es más una opción de los vivos, que del mismo enfermo. El apreciar el valor de la vida, es lo que nos hace más productivos o creativos, en la vejez, a algunas personas. Siéntese frente a un anciano y pregúntese, si usted está seguro, de vivir más que él…

entonces, si somos hijos del instante, del hoy y del ahora, ¿Por qué no vivimos con intensidad, nuestro tiempo? No es curioso, que los mayores aprecien más las caricias, los besos, los paisajes, el contacto con la naturaleza….hasta que se intente recuperar la armonía con familiares o extraños… ¿Sera que el tener conceptos falsos sobre lo que es vivir, es lo que nos hace aferrarnos sin amor a la vida, sino con pánico a la muerte? Es el egocentrismo el que nos hace cobardes, frente a la realidad. Tenemos que desnudarnos, vernos y aceptarnos tal cual somos todos… sin máscaras, ni la más mínima prenda de disfraz…así sea tardío es te redescubrimiento. Machado nos sorprendió, cuando dijo: “Sé que voy a morir… porque no amo nada”. O la misma María Mercedes Carranza nos dijo, que cuando el miedo le llegaba, se iba a ver televisión, para seguir con sus mentiras…

Silva, el romántico poeta suicida (que es una hermosa versión y no la de asesinado por unas deudas) canta sobre la proyección de las dos sombras…hasta hacerse una sola sombra larga…
Ya no hay que detener los relojes. Ni evitar el ruido para no espantarle el sueño al muerto. He visto actitudes grotescas de plañideras inconsolables… pero no he visto que ninguna se entierre con el cadáver… es absurdo que se genere un hermoso entierro, a quien muere suicidado por el hambre o las angustias básicas, existenciales… por eso: no debemos llorar a los que duermen en paz, lejos de las rudas batallas mundanas…

Solo un poeta podría decir: “Oh blanca y dulce dama, no vengas aun por mi… luego ven a llevarme en tus dulces brazos, pero ten cuidado con la guadaña”. Es el cinismo didáctico de la fúnebre docencia. Es la sabiduría del silencio sinfónico del amortajado, que canta la fuga de los cuervos y de su mundo vil, para ser bocado de los gusanos. Que tal decirle a un soberbio “Poco antes nada, y poco después, ¡humo!” Solo el amor nos brinda ese oxigeno existencial, que nos permite sobrevivir a las agonías. No temamos a encontrarnos con nosotros mismo, y aburrirnos a tal punto, que deseemos la muerte.
Deseo terminar con unos últimos epitafios…

“Este es un verdadero mundo de silencio para pensar Marinero en tierra y poeta en el mar, como Alberti”
“La poesía puede ser una mano oportuna en el naufragio, para la soledad de muchas almas”
“Ahora que se lo que la muerte, sé que es lo que sospeche que era”
“Envejecer es un privilegio, así hayamos muerto varias veces”
“Creía que cada hombre era un mundo ¡Murió haciendo turismo! Su alma blanca ahora lo ve todo negro…”
“Morir no es bueno… por eso ocupa el último lugar en el orden de las cosas”
“No entiendo para que me enterraron viendo a las estrellas, si nadie escucha mis versos”
“Se muere cuando se pierde la costumbre de vivir”
“Definitivamente las vidas son novelas. Todas terminan iguales.”
“Ellos estaban de paso y nosotros también”
“Aquí le encontré sentido a la vida”

Y mis dos últimos consejos: Jamás olvide que para ser felices…solo se requieren de unas pocas pequeñeces...una pequeña casa, un pequeño auto, una pequeña finca, una pequeña empresa, una pequeña fortuna y una pequeña… y el otro consejo es: ¡Pórtense bien mal, para que la pasen bien rico!
Personalmente no deseo ramos fúnebres. Con ese dinero cómprense una botella de un buen licor y échese un buen polvo, a mi nombre y ¡Felices orgasmos! Porque seguro que esto de estar muerto, debe de ser bien aburrido….
Héctor Cediel Guzmán
Enero 2015
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                                                                                                 Cortesía de Raiza N. Jiménez




Me habita la muerte* 

En el amor solté las amarras, desaté cadenas, me siento libre.
Y en esta libertad quiero contarle al mundo y a todo el que oídos
tenga, que ya nada me es familiar, ni ajeno y, en esta presencia 
paradojal, tampoco, nada de lo que uso me pertenece, ni siquiera
esta inexplicable vida, que sisifeando, a cuestas cargo y recargo.
Una vida que arremolino y sostengo, con más penas que glorias.

¡Certeza tengo que me será imposible retenerla, sin dolor!
Ni con filosóficos, espirituales o titánicos intentos, podría.
Persuadidas estoy, que vivo en tiempos y espacios prestados
y habitables; cedidos, por alguna gracia, que aún no me es
dado conocer y, no sé, sí se mostrará, pero sé que mueve
los hilos invisible de esta que hoy, he llamado, mi existencia.

Ni siquiera me es posible asegurar que algo siento o si siento.
Del amor, ese embrujante, sentí-miento, tengo las más notables
mentiras y tan pocas verdades, que no vale la pena el balance.
Mi alma que me despecha y la busco allí, en el pecho, es una
odalisca que se mueve al ritmo de un baile que no es, ni suyo.
La percibo frágil, fatua, imberbe, quimérica y desesperada…
En ella, no observo: el pasado, el presente o tan siquiera un futuro.

¡Nada y todo me ha poseído, a tanto y tanto, he pertenecido!

Todo se ha perdido en el arte de la vida y en la desnudez del estar.
La muerte, esa poderosa y temida señora, me ha visitado, dos veces.
Me ha retado y he regresado de sus sonrientes garras confundida.
Un sentimiento de placidez, extrañeza, timidez e impotencia me
ha embargado, en la concesión de mi vuelta con promesa de regreso.

Sé que no puedo escapar, que estoy sitiada, que me ve y me mira.
Que sólo es cuestión de su capricho, cuando me volverá a llamar.
Su guadaña me señala y se aleja para seguir martirizando en la espera.
Vivo sentenciada por su santa y biliosa voluntad, es mi verdad…

Los recuerdos de Kübler-Ross y sus moribundas enseñanza me
hablan y no hay manera de evitar el runruneo de mi mente, hecha
para la ilusión de la vida eterna, de la vida a voluntad y a la carta.
Vana ilusión la mía, cristalina quimera que me regresa al sendero
dónde no existen los oasis, porque todo está destinado a la muerte
y a dejar de ser lo que nunca ha sido, lo que nunca fue, ni será vida.
Es que, mientras tanto, la muerte espera contando sus minutos para ser.

¡Es que la muerte es engañosa, traidora, mezquina y usurpante!

¡Así, es la muerte y en ella está la vida!

Raiza N. Jiménez/ 15/09/2014


*La muerte inescrutable  como es, siempre será un sujeto de fascinación y temor.-

3 comentarios:

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  2. Un buen artículo que recoge aspectos cruciales de un tema, escabroso para muchos, como es el tema de la muerte. Pero, muy a pesar de lo dicho, el autor ahonda de manera sencilla en las profundidades de lo real-imaginario, para dejarnos este escrito acerca de la muerte expuesto con una sencillez y desnuez sorprendente. Muy atrayente para los que están interesado en visualizar el tema de la muerte, desde una perspectiva poética y real. rnj/2015

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  3. Raiza, mil gracias por aportar una imagen tan hermosa y un comentario, tan sincero.

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