viernes, 21 de abril de 2017

MIENTRAS TANTO: ABAJO CADENAS.-






































No tengo dudas que Bolívar, furioso, justo y luchador, el Libertador, nuestro libertador, está con nosotros. Revelaciones he tenido que, no me es dado dejar de lado, la más palpable y manifiesta es la de ver a mi pueblo desalojar el miedo e ir al encuentro de la vileza, hecha traición, con la firme decisión de vencer el cataclismo de la ambición desmedida de sus hijos, esos que hicieron alianzas destructivas con el mal, asesinando, robando, ultrajando, expatriando, esclavizando y envileciendo, con saña, a los ciudadanos de este suelo y a los menos favorecidos. Todo ello,  con intenciones malignas de dominación y entrega a los eternos enemigos de la patria.

Hasta la memoria de Bolívar ha sido ultrajada, su eterno descanso se vio violentado por oscuras intenciones y hasta su fisonomía genética fue distorsionada con la subalterna idea de darnos un Bolívar, zambo, desconociendo así, su origen de mantuano y su sangre española.

Ya quedó  registrado por el historiador  Francisco Herrera Luque*, en su libro Los Amos del Valle,  quién señaló lo que Bolívar, premonitoriamente,  predijo: "Todo aquel que profane mi tumba, tendrá duros sufrimientos, y sus seguidores morirán en lotes.”*

Y al parecer, la profecía se cumplió porque algunos de los asistentes a la inhumación de los restos de Bolívar se enfermaron de cáncer terminal o murieron de otras afecciones y, se dice también, que algunos de ellos están esperando la ida, porque padecen cáncer.


En este momento aciago, para la cuna del padre de esta patria y para Venezuela  entera, veo al pueblo de Bolívar empuñando su espada, la verdadera, para alzarla contra el enemigo. Es ese pueblo que ayer, venció el silencio y camina, marcha y corre triunfante en pos de la libertad. Un pueblo, que vence el dolor de ver como su ejército armado de indecencia y de desvergüenza, apunta a su cuerpo, las balas destinadas al enemigo. 

Tristeza y vergüenza nos invade, pero es menester avanzar, no sin dejar registro, para la historia, de todos los desmanes, que este ejército camuflado con extranjeros felones y criminales ha hecho con este pueblo sagrado. Es el ejército que una vez fue guiado por el padre de la patria, con la noble misión de ayudar  a liberar cinco naciones,  pero que, en estos momentos, sin honor y sin divisas, niega su naturaleza y se pone de espaldas a la historia y a su pueblo. Invisibles han sido hasta ahora, las manifestaciones de deber y justicia que le demandan los galones que ostentan los soldados con honor. Nuestras Fuerzas Armadas, han sucumbido y en postra lamen las botas del enemigo,  los mercaderes de la patria y, atacan de muerte a su pueblo.  Por menos, Bolívar ejecutó a Piar. Tiempos de justicia hemos de ver y, que se preparen los que han violentado el eterno descanso del padre de la patria y. aquellos que con alevosía y pleno conocimiento, han ultrajado a su descendencia. El castigo fue decretado por el mismo Bolívar en sus testimonios que antecedieron su partida final. El destino los alcanzará con el rigor de la ley del más allá y la ley de los hombres.

Hemos vencido el miedo, por ello en gritos que nos salen del alma, no pedimos, exigimos LIBERTAD y reclamamos el derecho de nuestro legado de pueblo libre. Ese legado irrenunciable que Bolívar y nuestros antepasados nos dejaron en custodia, para honrarlo y hacerlo respetar.

Transitamos el mes de abril, mes emblemático para nuestra tierra; el 19 de abril de 1810, desalojamos a  Vicente Emparan, Capitán General y representante de la Corona española. Tres años después, Bolívar hace su entrada triunfal a Caracas. En esta misma ciudad, nos corresponde celebrar con vítores, el triunfo de los hijos de Bolívar sobre la DICTADURA Extranjera que en estos momentos nos subyuga.

Se nos acortan las horas, porque en tres días hemos puesto a corren a los realistas y, en poco tiempo, correrán los traidores y aventureros tarifados. Es tarea nuestra el rescate de nuestro suelo, que los hermanos se reencuentren, para liberar el “Vientre Natal”, a VENEZUELA  de los  verdaderos enemigos.

Bolívar junto sus escribanos nos dejó registro de su voluntad, así  señaló en juramento lo siguiente: , “Juro por el Dios de mis Padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma, ni descanso a mi brazo hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos”

En este instante, más que en ningún otro, este compromiso asume la fuerza y la pertinencia que Bolívar  le imprimió en su tiempo.


La espada de Bolívar, reclama justicia para sus hijos, los venezolanos, y no nos cabe duda que la tendremos, de ello estamos seguros. El momento es ahora. Es Ya. 
Rnj/2017

1 comentario:

  1. Me voy a permitir compartir un artículo de la prestigiosa profesional de la Etnopsiquiatría, la Doctora Raiza Jiménez, quien con su alma vestida de misionera de Libertad, nos invita a la inspiración en el Padre de nuestra Patria para que juntos todos acompañemos a nuestros grandes y valientes jóvenes guerreros que en estos momentos cantan himnos de libertad por todas las calles de Venezuela.
    La doctora Raiza, escritora a tiempo completo, y dedicada a la enseñanza y al mejor servicio en bien de nuestros conciudadanos, nos trae hoy este artículo muy oportuno en estos momentos, cuando la lucha por la Libertad y la Independencia son una realidad que nos hace recordar el verdadero camino de nuestra historia. Veamos:

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